tag:blogger.com,1999:blog-44179269654864312902024-03-14T05:27:24.376+01:00Debraye.Net Un Blog con ficciones y debrayes de Ricardo Hurtado, un originario de la Ciudad de México, que reside en el extranjero.Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.comBlogger116125tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-17277817578637054542015-09-03T22:55:00.002+02:002015-09-03T23:03:35.824+02:00Aylan Kurdi<br />
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<i>No me está gustando el rumbo que toma este blog. Cada vez escribo más esporádicamente, y cuando lo hago es por sentimientos negativos, con un ánimo acongojado. Yo sé que todo depende del cristal con que se miren las cosas. Pero así mismo yo sé que en los últimos años miro las cosas a través de un cristal oscuro (esto por problemas personales que no tienen nada que ver aquí, o por lo menos no en este texto). </i></div>
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<br /></div>
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Como la mayoría seguramente, yo también vi hoy la foto del pequeño Aylan muerto en la playa. </div>
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Me destrozó el corazón. </div>
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No soy padre, pero tengo familiares y amigos que sí lo son, y con ellos me ha tocado ver crecer a sus retoños, me ha tocado ver la tierna etapa por la que me parece que Aylan estaba pasando. Al verlo recostado en la playa con sus pantaloncitos pesqueros y zapatitos no pude más que imaginarme como ha de haber sido en vida, utilizando esas piernitas para correr de un lado a otro, en esa rara etapa en la que se es ya sumamente seguro al caminar y correr pero teniendo aún ese modo de cachorro inseguro. Esos zapatos con velcro para que sea más fácil ponérselos. ¿Quién no ha ayudado a un niño a ponerse ese tipo de zapatos? Me parece una silueta tan familiar. Nunca lo conocí, y de seguir vivo seguramente nunca lo habría llegado a conocer. Únicamente en su trágico final tuve conciencia de él. </div>
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<br /></div>
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Pero ¿qué es de ustedes? ¿Están tomando conciencia de él y de todo su pueblo?<br />
No logro comprender la falta de empatía que existe en este mundo. No logro comprender la cobardía moral, la cobardía emocional que existe en esta sociedad en la que vivo.<br />
Aprieten sus ojos cabrones, ciérrenlos con tanta fuerza, mejor sáquense los ojos para no percatarse del sufrimiento que abunda en este mundo. El hecho de sentirse privilegiado saca lo peor en los hombres, cada vez estoy más seguro de eso. Son solo buenos para escandalizarse de los cruentos actos barbáricos que comete el estado islámico, para condenarlos pero nada más, para ruborizarse pero de lejitos.<br />
Pero los que logran huir de semejante estupidez y desperdicio humano, se enfrentan a la vacuidad humana que aquí se percata. “Este es un barrio fino, no queremos jodidos.” “Aquí estamos entre pura gente <i>nice</i>, entre tantos pobres nos van a pegar lo corriente.” Uno podría pensar que semejantes pensamientos clasistas, son lo que les cruzan por la cabeza a más de uno por estos rumbos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pero es que nosotros no tenemos la culpa de lo que pasa en otros países.” ¿Están seguros de eso? Para no entrar en argumentos tan complicados mantengámonos en el caso del estado islámico. Ustedes son los que han fracasado como sociedad en darles una razón de ser a sus jóvenes. A sus jóvenes les ha faltado un lugar al cuál sentirse que corresponden, les han faltado valores, sentirse apreciados. Y todo eso lo han encontrado con los charlatanes del EI. ¿Cuántos desubicados han salido de aquí para luchar con los islamistas? ¿Por qué para algunos les parece lo adecuado, lo correcto ir a decapitar inocentes? Porque ustedes han fracasado como sociedad. Los padres, los maestros y la sociedad fracasaron. No les dieron ni perspectiva ni valores ni importancia, y así jóvenes sin perspectiva y sin hambre se fueron a aterrorizar pueblos y ciudades. Pueblos y ciudades dónde el hambre sí es latente, porque ustedes no conocen el hambre. Una sociedad donde por ley, al embargado no sé le puede quitar su televisión por su derecho a entretenerse, no sabe lo que son las carencias. Es una sociedad de privilegiados, y el privilegiado se vuelve comodino y rezongón, apático y materialista.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero en algún momento puede que lo material ya no les ayude, y ahí verán que la única ayuda posible es la proveniente de sus coterráneos. Ya bien lo dijo Kalkofe: “Es muy sencillo, simplemente trata, como te gustaría ser tratado.” Todos tenemos empatía, hay que redescubrirla y cultivarla. Y si no la encuentras, por lo menos hazte a un lado para los que, motivados por su empatía, están dispuestos a ayudar. </div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-47709877289524943242015-03-26T21:49:00.003+01:002015-03-26T21:55:32.501+01:00El hombre descompuesto<style type="text/css">P { margin-bottom: 0.21cm; }</style>
<br />
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
El avión
no tenía fallas. Las fallas las tenía otro al parecer. Y eso que en
su perfil de facebook se veía alegre, viajero, sonriente.
</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
¿Es a lo
que se ha llegado?
</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Una de las
aerolíneas más seguras del mundo perdió un avión. “Qué raro”,
fue lo primero que pensé, que específicamente a los alemanes se les
haya escapado una falla técnica. Digo, es sabido mundialmente el
nivel de ingeniería que manejan. No por nada los autos alemanes son
de los más vendidos mundialmente.
</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
“¿Cómo
es que se les escapó una falla técnica? ¿Una pieza desgastada? Me
parece muy raro, y para colmo un trayecto tan frecuentado como el
Barcelona – Dusseldorf.”</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Hoy un par
de días más tarde, la impresión que se había comenzado a
apaciguar no solo retomó fuerza, sino que se incrementó
exponencialmente. Y se convirtió en estupor, ira y náuseas.</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Los
desperfectos técnicos quedan descartados. Los ingenieros hicieron
bien su trabajo.
</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
La falla
no fue mecánica, el error tampoco fue humano. Había algo
descompuesto en ese avión, y ese algo fue una persona. Una persona
con responsabilidad y poder, para terminarla de joder.
</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Una
persona que, no sé por qué razones, jugó a ser Dios, jugó a
determinar entre la vida y la muerte no solo de él sino de los que
estaban a su cargo. ¿Por qué? No se sabe.</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Tristemente
no es el primero ni creo que sea el último que se cree con el
derecho de embarrar a los demás de su podredumbre y, seguramente,
miserable vida. ¿Cómo? Repartiendo muerte.(1) </div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Sin embargo, es de
enchinar la piel el hecho de que éste es el primero en convertir su
trabajo en arma, de tener los medios y el poder suficiente para pasar
de ser un prestador de servicios a asesino.</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
No lo
puedo entender. ¿Esta es la evolución que estamos teniendo como
especie? ¿Llegar al punto de decir, como niño que al no poder
tener una golosina la tira al suelo de berrinche, si yo no tengo
felicidad nadie la tendrá?</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
¿A esto
se han encauzado las palabras de aliento que nos daban los padres al
crecer? “Hijo, tú eres especial. No eres como los demás. Tú vas
a llegar lejos, vas a ser exitoso.” ¿Qué pasa cuando nos damos
cuenta que no somos tan especiales ni exitosos?</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
¿De esto
nos sirven las “nuevas” tecnologías? Hace diez años nadie
hubiera pensado que la red estaría inundada de superestrellas
narcisistas. Fotos por aquí, fotos por allá, entérense de donde he
estado de viaje, y de lo que he comido. Sígueme y te sigo.
</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Pero para
ser superestrella se necesita de un séquito de seguidores que te den
fama. Y hoy en día, millones luchan por fama.</div>
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<br /></div>
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Todos
cargamos un ego que se ha convertido en un monstruo vicioso. Yo y
nadie más. </div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Y lo que es peor: </div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Yo o nadie.</div>
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<br /></div>
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Espero que
sea mi percepción por el día desolador, pero ¿quién puede
descartar que, lo que fue la amenaza del terrorismo a principios de
siglo, no sean los grandes egos frustrados en los años venideros?
Aquellas superestrellas que viendo su ego lastimado decidan apagar su
vida de la forma más escandalosa posible. Cerrar el telón de la
forma más espectacular, aunque eso signifique quemar a la audiencia,
y todo el teatro.</div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
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<i>Esta es mi muy personal forma de lidiar con los hechos y el tratar de entender tanta vileza y daños provocados. Mi pensamiento está con las familias.</i></div>
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<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" lang="es-MX" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
(1) Me viene a la cabeza la matanza del año pasado en California: http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_en_Isla_Vista_de_2014</div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-46496954507189472792014-07-25T21:09:00.001+02:002014-07-26T10:50:47.420+02:00La vanidad y la masacre<br />
<div style="text-align: justify;">
Son unos nike. El modelo que salió el año pasado. Ninguno de ellos se podría dar el lujo de comprárselos, por eso la única posibilidad que les queda, si es que quieren tener unos así algún día, es robarlos. Y justamente eso es lo que están haciendo. Los zapatos serán talla cuarenta y uno, cuarenta y dos a lo máximo. Rápidamente los desatan, mientras uno o dos de ellos filman con su teléfono celular. Las armas colgadas al hombro. El grupo de hombres alrededor del cadáver recuerdan a un grupo de zopilotes o hienas o cualquier otro animal carroñero. Si ya le van a robar los zapatos al muerto, ¿por qué no robarle más? Comienzan a esculcar el cuerpo hinchado sin ningún asco, le vacían los bolsillos, le sacan la billetera, le quitan la chamarra. Se toman <i>selfies</i> dónde muestran la billetera abierta del pobre hombre. No se sabe quién fue, ellos conocen el nombre (este puede ser árabe, ucraniano, ruso, con los sucesos actuales hay mucho material de dónde escoger), pero no se sabe, a ciencia cierta, <i>quién</i> fue ese hombre que yace en el lodo con un balazo en el estómago y otro en la sien. ¿Qué hizo? ¿Quién fue en vida? ¿Qué lo caracterizó mientras vivió? Ahora solo lo caracterizan sus tenis nike que, dicho sea de paso, provocarán rencillas entre los zopilotes. La billetera tiene una foto donde el hombre posa con una mujer, abrazándola, y rodeados de tres niños, un varoncito de aproximadamente dos años y dos niñas, cuatro y siete años, quizás. </div>
<div style="text-align: justify;">
Esa foto será ultrajada una y otra vez al ser publicada una y otra vez en facebook. “Aquí de compras.” “Igual, si ya no la necesita.” “konsigiendo nuebas kozaz.” El trofeo presentado por cada uno de los hombres de aquel grupo a través de <i>selfies</i> que no se tardarán en subir a internet. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Después del armonioso saqueo y del alarde en internet, vendrán las rencillas para decidir quién se queda con que parte del botín. Para su mala suerte, cuatro hombres calzan talla cuarenta y uno y todos desean lucir unos tenis nike, para presumirlos en las calles llenas de escombros de aquella ciudad destruida por el conflicto bélico. </div>
<div style="text-align: justify;">
Uno de esos hombres, el menos elocuente, no se sabrá ayudar en su argumentación de por qué él se merece los nike y comenzará a soltar puñetazos a cuantos pueda. Los demás, los patas grandes verán divertidos como sus compañeros de lucha se enfrascan en una batalla campal. El premio mayor: unos tenis nike robados de un muerto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sacarán sus teléfonos celulares de nueva cuenta para videograbar tan entretenida pelea. </div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy en día, eso todos lo sabemos, si no hay imágenes que demuestren los sucesos, estos prácticamente no sucedieron.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se observa un campo algo abierto a las afueras de la ciudad (del lado derecho del cuadro, a unos quinientos metros comienzan los derruidos edificios), el camarógrafo, intentando mantener centrados a los protagonistas de la pelea, maneja el zoom de manera brusca, achica y agranda la perspectiva intentando mantener a todo el grupo de rijosos en cuadro. El que comenzó la pelea está ahora en el suelo, los demás alrededor suyo propinándole de patadas. El camarógrafo abre la toma lo más que le permite su teléfono, únicamente por eso se puede observar la estela proveniente de un edificio a las afueras de la ciudad. El objeto se acerca rápidamente, directamente. Los nike importan un carajo. El objeto hace contacto, una bola amarilla de fuego se percibe y después nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En twitter, una adolescente que, se puede decir pertenece al bando contrario, sube fotos una y otra vez, en bikini, en ropa de fiesta, mostrando escote y mandando besos. “Ojalá y mueran todas esas bestias malditas que han robando y profanando a nuestros difuntos. ¡Qué mueran! Los odio a todos” Cabello castaño, bikini azul, gran escote, mandando un beso a la cámara. No me fijé en el color de ojos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-89780490355279162532014-05-30T02:05:00.001+02:002014-05-30T02:05:38.892+02:00¡Despierta que se va el tren!
<br />
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
Tuvo que salir por patas. El despertador no sonó. Mejor dicho, el despertador ya había sonado tres horas antes. Se levantó como un resorte. “No no no” pensó. Únicamente “no”. Una y otra vez. El plan que desde hacía tanto tiempo había construido comenzaba hoy. No se va a arruinar por una trasnochada que terminó en la mañana. “No, no, no.” El desayuno no existió, no había espacio ni tiempo para él. Si lo hubiera habido, el café hubiera salido volando por los aires por las prisas. La lengua se hubiera quemado por el intento de tomarlo a las carreras. Por eso ni lo hubo, había que concentrarse en lo primordial. Lo que había que organizar, ya estaba organizado. Únicamente había que seguir el plan, la lista. Fue algo que le resultó sencillo, aún en ese estado, desvelado y con resaca. “No no no” Una y otra vez. “Hoy de que me voy me voy, vale madres cómo.” En menos de veinte minutos tenía la maleta lista y estaba dispuesto a partir a ese viaje que había planeado con tanta antelación. Ver otras cosas, oler otros aires, buscar nuevas musas. Ampliar su mente y su horizonte. Viéndolo así, el viaje que comenzó hoy se ve prometedor: Si comenzó emocionante, emocionante será.</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-18929762743134999002014-03-19T20:02:00.001+01:002014-03-19T20:07:28.030+01:00Terrateniente<br />
<div style="text-align: justify;">
Ahora tiene muchos amigos. Está solo en su habitación, como siempre. Pero ahora tiene muchos amigos. Nunca los ha conocido, y es de dudar que los vaya a conocer. ¡Pero tiene muchos amigos! En su pantalla aparece un número que va en aumento. Ya llegó hace tiempo a las tres cifras, y espera que pronto alcance los cuatro dígitos. Son más a cada hora. Se intercambian favores. Ese es el propósito de estas amistades, no hay nada gratis. Si tú me haces un favor yo te lo devuelvo. En seguida. Pero de a gratis nada, así no funcionan estas amistades. Si te guardas tus premios, tus regalías, o tus bonos o como quieras llamarle, bien por ti. Pero entonces no me sirves.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Está dispuesto a sacrificar su tiempo con tal de ayudar a sus amigos, si es necesario estará veinte minutos más ocupándose de las necesidades de sus amigos. Echándoles la mano, si les hace falta dinero o comida, puntos extra, lo que sea. Los veinte minutos se convertirán en algún momento en una hora. </div>
<div style="text-align: justify;">
Ya ha alcanzado los cuatro dígitos. De la nada personas lo han comenzado a buscar, se comunican con él, le piden favores. Son cada vez más, él les dice que nada es gratis, que esos favores en algún momento deberán ser devueltos. Efectivamente muchos de aquellos que pidieron su ayuda le devuelven el favor. </div>
<div style="text-align: justify;">
Se cree un benefactor. Le gusta imaginarse que con los “obsequios” que les hace a sus amigos está dándoles beneficios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre lo llama a comer, apenas ha regresado de la escuela y se ha sentado frente a la computadora. Tenía que revisar los avances que ha habido. ¿Quién me está pidiendo algo? ¿quién devolvió algún favor? Nadie.</div>
<div style="text-align: justify;">
La madre lo llama de nuevo: Ya deja esa computadora y vente a comer, que se va a enfriar. </div>
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¡Ahorita!, responde, y nada más.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Qué carajos está pasando? Se pregunta, ¿por qué nadie ha dejado algo? Pinche bola de mugrosos malagradecidos. Me la van a pagar cabrones. Escribe: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<h4>
<div style="text-align: justify;">
¿Qué pedo con ustedes bola de malagradecidos? ¿Creen que el apoyo que les di fue de a gratis? Van a ver culeros, me voy a encargar de que sus ranchos ardan y que pierdan todo lo que tienen. Voy a matar a sus animales uno a uno y me voy a adueñar de sus cosechas pinches perros mugrosos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Recuerden nada es de a gratis.</div>
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Atte. Santiago “el pollo” </div>
</h4>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Horas antes había aparecido una notificación en Facebook. Por una causa ajena a nosotros la aplicación <b>Farmville</b> está experimentando problemas y se encuentra fuera de servicio.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-73931691663176004532014-01-22T23:49:00.000+01:002014-01-22T23:55:32.058+01:00Desahogarme<br />
<div style="text-align: justify;">
A lo largo del año pasado me fui preocupando cada vez más porque según transcurría el año, escribía en este blog cada vez menos. Pensé que tal vez debía cambiar mi estrategia de escritura, que debería de intentar redactar de forma más ligera, más fácil de digerir. Pensé que tal vez mi error es escribir con consciencia, intentar dejar siempre algo más después de la historia. Algo para reflexionar ¿tal vez? Simplemente no quiero caer en lo superfluo, eso es.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La verdad da igual si escribo más, o menos. De eso no vivo, estamos hablando que es mi pasatiempo, una pasión. Tal vez eso es lo más doloroso, que mientras menos escriba menos me divierto. </div>
<div style="text-align: justify;">
Lo bonito de esto es que no se trata únicamente de una diversión, sino también de una terapia. Creando algo ficticio puedo desahogarme y deshacerme de fantasmas que me persiguen. Pienso que el año que terminó tuve que luchar con muchos de esos fantasmas. Con incertidumbre, con la soledad de vivir en un país que no es el propio, con las carencias tanto económicas como afectivas que de la migración resultan. Pero también el darte cuenta que aquel país que dejaste ya no existe.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al escribir estas líneas no me pesan los aspectos personales, bien que mal mi situación ha cambiado para bien. Lo que no me deja tranquilo son todas esos sucesos de los que me entero a la distancia y únicamente en fragmentos. Soy mexicano y en ese país crecí. Es frustrante darse cuenta que el país está entrando en una guerra civil, no se puede decir de otra forma. Los últimos hechos no se pueden calificar de otra forma. El pueblo se ha armado en diferentes partes del país y detienen o expulsan a policías y soldados. La guerra contra el narco es aparte, pero el hecho de que el pueblo le haya perdido el respeto a las instituciones de tal forma que llegan a correr convoyes militares de sus comunidades es sorprendente y espeluznante al mismo tiempo. Espeluznante porque ha sido demasiado lo que esas comunidades han tenido que pasar como para llegar al extremo de armarse y luchar no únicamente contra los narcos sino que también para pasarse a las instituciones por los huevos. Y lejos de que la ciudadanía en general repruebe o muestre preocupación por estos avances, lo aprueba. En las redes sociales la voz popular aclama un ¡Bravo! ¡Bien hecho! ¡Ya era hora! Y es que el país está secuestrado. En todos lados se escuchan denuncias o advertencias sobre los nuevos métodos que ahora aplican los delincuentes para robar o extorsionar. Los ejecutados aparecen en todo el territorio. Y el gobierno no gobierna, únicamente se abastece a costa de los mexicanos, ellos y sus compadres.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las autodefensas en Michoacán no se van a echar para atrás, no pueden. Si lo hacen esa bestia de podredumbre y corrupción que es el gobierno acabará con ellos. La pregunta es ¿que pasará en el resto del territorio? ¿Se contagiará así como se contagió en el 2012 de la fiebre del #yosoy132? Aunque queda claro que son dos aspectos totalmente distintos, aquellos soñaban con la vía pacífica y estos se defienden del fuego con fuego. Obvio que si ya no tienes que perder pelearás con todo. Si los narcos se llevan a tu hija y te la devuelven apenas cuando está embarazada, ¿te quedarías con los brazos cruzados? </div>
<div style="text-align: justify;">
Simplemente al pensar en ese tipo de sucesos me preguntó ¿qué chingados voy a estar escribiendo “ficciones” ignorando lo que pasa en mi país? </div>
<div style="text-align: justify;">
No sé, tenía que desahogarme. Este texto fue otra terapia, pero tan dolorosa, que me ahorré la diversión de crear una historia alrededor. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-71449063144045658882013-11-17T20:07:00.001+01:002013-11-17T20:07:15.153+01:00Tierna historia de terror
<style type="text/css"></style>
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
Toda la noche había llovido. Hacía un ventarrón que aventaba las
ramas del roble contra la ventana de la habitación. No podía
dormir. Las gotas se estrellaban de pronto de forma violenta contra
el cristal, para después volver a apaciguarse. En aquel entonces era
estudiante, vivía para salir de fiesta los fines de semana. Y en
ocasiones solía hacerlo igual entre semana, con tal de no perder la
práctica. Los primeros semestres de la universidad los había pasado
de noche, y esto en todo el sentido de la palabra. Pienso que aparte
de la tormenta, eran también la deshidratación y la cruda de la
fiesta del día anterior las que menos me ayudaban a conciliar el
sueño. Un relámpago alumbraba la habitación. Uno, dos, tres,
cua..... el trueno cimbraba el vidrio de la ventana. No tenía en
aquel entonces cortinas, y nunca las tuve en esa casa. Miento, no era
una casa, era simplemente una habitación que, de una u otra forma,
me servía de hogar. Como fuera, no tenía cortinas y en ese hogar
nunca las tuve. Prefería invertir el dinero que tenía en otras
cosas: Comida, bebida, salidas, en ocasiones muy pero muy raras en
ropa. ¿Cortinas? No, ¿para qué? En un futuro tal vez, pero aún
no.
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
Otro relámpago. Uno, dos......... el trueno. Otro ventarrón y
pareciera que fuerte granizo estrellándose directamente en la
ventana. Las ramas siendo obligadas a bailar de arriba a abajo
golpeando de vez en cuando la ya tan mencionada ventana. Un
sobresalto mío, un instante de susto que se alarga pues el ruido
agudo continúa. No lo pude identificar en seguida y por lo tanto se
alargó más y un poco más. Me pareció una eternidad. Al darme
cuenta de lo que se trataba me sentí ridículo. Aquí me estoy
austando por el pinche teléfono, casi casi bailando del susto y la
sorpresa. Tardé en encontrar el teléfono que estaba perdido en la
habitación. Era tarde, no era común que me llamaran a esa hora. No
reconocí el número, simplemente contesté.</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
Del otro lado de la línea únicamente se escuchaba un llanto, que al
escuchar mi voz se volvió sollozo. “¿Sí? ¿quién habla? ¿Te
puedo ayudar?” – “Dos meses… dos (sollozos) meses” –
“¿Cómo? ¿dos qué?” – “Ten...... ten...... tengo dos
............dos….. tengo dos meses……(sollozos)” – “¿Quién
habla?” – “Soy.......soy [<i>insertar nombre femenino aquí</i>].” </div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
Se me congeló la sangre. Ya no la recordaba. Hacía tiempo, sí,
aproximadamente dos meses la había conocido en una fiesta, nos
agarramos confianza y nos conocimos de pe a pa. Todo en una noche,
bueno y parte de la mañana. Después habíamos perdido el contacto.
Creo que se puede decir que los dos quisimos perderlo. Hasta esa
noche, con tormenta y relámpagos. Recuerdo muy bien que no pude
decir nada, perdí el habla. Me quedé congelado con el teléfono al
oído, de la bocina salía el llanto de tu madre. De afuera se
estrellaban las gotas contra la ventana, las ramas del roble danzaban
dando chicotazos al cristal. Relámpagos y sus respectivos truenos
que ahora me dejaban completamente indiferente. De ahí tengo una
laguna mental, no sé qué le dije a tu mamá, solo recuerdo haber
pensado que tenía que darle ánimos y ella me dice que lo hice, pero
no recuerdo cómo. Después todo sucedió bastante rápido y ahora
aquí estamos, celebrando tu llegada. Ay hijo, eres el mejor susto
que me pudieron haber dado.
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-MX" style="page-break-inside: avoid; widows: 8;">
<br />
</div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-71266586732779871072013-09-17T22:22:00.000+02:002013-09-17T22:22:01.874+02:00El beso de la musa<br />
<div style="text-align: justify;">
Lo que hace falta es una patada en el estómago. Sacarle el aire, que vea estrellitas para que se acuerde de dónde viene. </div>
<div style="text-align: justify;">
¿Dónde la dejaste? ¿A qué hora la perdiste de vista? De seguro te confiaste y se te escapó. ¿Cuántos te encargamos? Varios, ¿no? ¿Dijiste algo de que no ibas a poder con el encargo? No cabrón, tú andabas muy salsa con que ibas a entregar a tiempo lo que se te pidió. Pero mírate ahora. ¡Mírate! </div>
<div style="text-align: justify;">
Ah perdón, que los ojos no los puedes abrir de tantos madrazos. ¿A dónde se fue? ¿Cuándo regresa?</div>
<div style="text-align: justify;">
¡Contesta cabrón! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tanto que la presumías, que decías que no había ninguna mejor que ella, que era la única para ti. Pues mira ahora como esa única, te vio la cara y salió por patas. – Camina de un lado a otro, me mira tirado en el suelo, manos y pies atados. Los ojos vendados, no puedo ver. La verdad no sé ya cuánto tiempo llevo aquí. No sé si siga en el mismo lugar, es posible que me hayan cambiado de casa de seguridad mientras estaba inconsciente. No me puedo imaginar los rasgos de aquellos que me tienen cautivo. La verdad es que no me los deseo imaginar. Lo digo más que nada por ustedes, lectores. Yo tengo los ojos vendados y no puedo ver un carajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
De vez en cuando hablan por teléfono, la voz calmada y firme que se escucha del otro lado los pone a temblar y a odiarme más. “Recuérdenle al señor este que nos garantizó dos novelas cortas para ser impresas por partes en nuestras revistas, y que le pagamos por adelantado. Si el cabrón no se quiere poner a trabajar, oblíguenlo. Ustedes no van a abandonar esa casa hasta que tengamos el material que nos debe. Si no les parece, pues desquítense con él. A la próxima quiero escuchar avances.” Click.</div>
<div style="text-align: justify;">
Silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un suspiro y poco después una bota golpea mis costillas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Dónde anda cabrón? – No sé. – No te hagas pendejo. – Pero si es la verdad, desapareció así de la nada. – Estoy en el piso, echado, una lámpara me ilumina desde el techo. ¿Entonces? ¿qué vas a hacer para salvar el pellejo? – hace una pequeña pausa. Mira te vamos a echar la mano. ¡Traigan a las muchachas! – grita, se escucha una puerta abrirse, varios pares de tacones entran a la habitación, avanzan y se detienen frente a mí.</div>
<div style="text-align: justify;">
A ver chavas ¿quién se anima? – varias muchachas hacen un semicírculo alrededor mío. Varían desde mulatas a pelirrojas y sus prendas van desde lencería hasta trajes sastre. Lo único que tienen en común son los tacones. Todas llevan tacones puestos. </div>
<div style="text-align: justify;">
¿Entonces qué onda? ¿quién se anima? – Silencio – ¿saben qué? ¡Me vale madre! Órale – le grita a su ayudante – deja a todas las viejas encerradas aquí con el pendejo este. Apaga las luces y vámonos. – se apaga la lámpara que cuelga sobre mí, me quedo hecho bulto igual que los últimos días.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El papel sigue en blanco, al lado de la libreta está mi bolígrafo favorito. Me sentaron frente a una mesa. Pienso que me cambiaron de cuarto. En el que estoy tiene poco que ver con aquel que me había imaginado. </div>
<div style="text-align: justify;">
La noche que pasé con todas las mujeres me dejó más agotado de lo que creía. Y tampoco es que me haya ayudado. Uno pensaría lo contrario, pero la verdad es que no. Lo que sucedió en esa habitación no ha venido a arreglar mi precaria situación. Ahora ¿que quieren que mencione qué es lo que sucedió esta noche? No, eso ustedes lo deciden. Imagínate lector qué es lo que sucedió, tú lo decides. Estoy cansado de que todo el trabajo recaiga en mis hombros. Me tienen secuestrado, maniatado, con los ojos vendados y golpeado en una casa de seguridad en algún lugar de un gran país. Ahora, si no es mucha molestia, imagina qué es lo que sucedió en esa habitación, que no me ha ayudado nada, que no ha provocado que pueda llenar las hojas de mi libreta. No seas huevón e imagina un poquito.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Qué pasó? ¿No te gustaron? ¿O eres puto y necesitas un chavo? – Miro la libreta, el bolígrafo al lado. No, sólo funciona con ella. No conozco otra posibilidad.– No les agrada mi respuesta, me sueltan un puñetazo en la cara, caigo al suelo donde continúan dándome de patadas. La adrenalina comienza a correr por mis venas, siento de nuevo algo más que el dolor de los golpes. Siento un dolor interno, angustia y temor se comienzan a expandir por mi pecho. ¿Cómo voy a salir de esta? Los golpes continúan. Pinche escritorcito pendejo, si ni escribes. Y de seguro ya te gastaste el dinero. No se cansan, los golpes siguen y seguirán un buen rato. Si no llenas la libreta no vas a salir vivo de aquí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El cuarto está oscuro de nuevo. ¿Y ya será esto todo lo que fui? ¿Termina aquí mi camino? ¿Qué ya no podré volver a ver a los míos? ¿Se cierra el telón y aquí muero? Qué triste, creía que iba a seguir un buen rato en este mundo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Está al lado mío, no me di cuenta cuándo entró, pero huelo su perfume. No puedo evitar sonreír. Me observa en silencio. No dice, ni dirá nada. Se inclina para poder tocar el bulto en el que estoy convertido. Su mano acaricia mi cabello, con un pañuelo limpia la sangre de mis mejillas. Se inclina lentamente hacia a mí, acaricia mi mejilla antes de darme un delicado beso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El escritor está sentado frente a su computadora. Tiene una amplia sonrisa. No quedó nada mal, hasta diría que está bueno. Sí, está orgulloso de su creación, después de ese bloqueo mental que lo había tenido en sequía al fin consiguió crear algo aceptable. ¡Mierda! Pero esto no lo puedo utilizar para las dos novelas cortas que tengo que entregar. Y el tiempo sigue corriendo. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-68555659856867156282013-08-08T18:22:00.002+02:002013-08-08T18:24:49.810+02:00Historias de verano<br />
<div style="text-align: justify;">
La banqueta refleja el calor del sol. Los rayos caen insolentes sobre el rostro sudoroso. Camina por las calles de la ciudad en busca de aquel libro que le recomendaron. El verano ha llegado. Por donde camine aparecen personas que se lo dejan en claro. Una vieja arrastrando su carrito de las compras con una mano mientras con la otra agita su abanico. Niños en camiseta sentados en la banqueta comiendo helado. El señor de las nieves haciendo un supernegocio. </div>
<div style="text-align: justify;">
Sus ropas están húmedas de tanto sudor. No puede resistir la tentación: se acerca al carrito de las nieves mientras las campanillas suenan. El vendedor acaba de despachar a los últimos niños. “Joven, ¿Qué le doy?” dice mientras con un veloz movimiento de muñeca agita las campanillas del mango con el que empuja su carrito. “Pues, ¿de qué tiene?” responde el joven. “Tengo nieve de guayaba, limón, mango, sandía y todavía me quedan un par de sandwiches de helado.” dice a un ritmo veloz y con una tonada propia de él. Es su cantaleta de vendedor, única de él. Es una forma de identificación entre los vendedores, para sobresalir, es un factor de reconocimiento para los clientes.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lleva una gorra de béisbol que le da sombra a sus entrecerrados ojos, su bigote es entrecano ya. </div>
<div style="text-align: justify;">
“Pues déme una de mango” – “¿Grande o chica?” – “Grande por favor”. Con movimientos automáticos toma un vaso desechable abre la puerta de la caja del carrito y comienza a servir la nieve. “¿Está fuerte el calor, no?” dice el joven. “Sí joven, justo del que ya me hacía falta” responde el vendedor, “el verano se hizo esperar este año, y pues yo lo necesito para mi negocio, ¿no?” dice con una sonrisa. “Acá tiene”, le da el vaso mientras continúa, “y usted ¿aprovechando del clima para pasear?” – “No, la verdad es que me pasé toda la mañana buscando un libro que me recomendaron y hasta ahora no he tenido nada de suerte.” – “Pues así sucede, pero dígame pues, ¿para que le urge tanto el libro que se pasó buscándolo toda la mañana?” hace una pausa, se acomoda la gorra y continúa: “Ahh ya sé, lo necesita para la escuela joven.” – “No, la verdad es que no”, dice fastidiado, se le nota que a pesar de estar comiendo esa nieve de mango, no la disfruta. Sigue sintiendo molestia por no haber conseguido lo que se había propuesto para este día. Sigue molesto por no haber conseguido su meta. “El pinche libro me lo recomendó un muy buen amigo”, continúa “y si me lo recomienda es por algo, ha de estar buenísimo y por eso la necedad de conseguirlo.” “Está bien, ¿y cómo se llama?” “<i>Historias de verano</i> de Roberto Valdivia.” El viejo vendedor estalló en carcajadas de forma tan estrepitosa que hasta se dobló de risa. Tardó en recuperar la compostura, mientras el joven incrédulo seguía comiendo su nieve mirándolo con extrañeza. El viejo intentó varias veces pronunciar palabras, pero la risa le seguía ganando. “¡Ahh qué esta juventud!” exclamó al fin. “Joven, ¿cómo dice que se llama el libro?” – “Ya le dije, <i>Historias de verano</i>” contesta el joven de mala gana, pues siente que se burlan de él. “Ya muy bien joven, pero por favor dígame qué es lo que tenemos a nuestro alrededor. Mire aquellos niños nadando en la fuente, las señoritas mostrando pierna, los grupos de amigos que van a nadar. Y usted como loco buscando un libro, que de seguro está bueno, eso sí. Pero a usted se le nota que se le amargó el día por no encontrarlo. Un libro que trata del verano. Mire, con todo respeto, usted necesita primero conocer el verano en persona, antes de leer historias de él. Si no ¿de qué le sirve? Se nota que usted me compró la nieve por el calor, pero no la está disfrutando, usted está de malas y todo por un libro. Y eso de lo que trata, lo tenemos alrededor nuestro. Le propongo una cosa, quédese una media hora sentado en la plaza y disfrute lo que pasa alrededor suyo, ya mañana sigue buscando el libro. Éste es el verano. Le invito otra nieve pero para que la disfrute. </div>
<div style="text-align: justify;">
El joven está sentado en una banca, saboreando una nieve de limón: </div>
<div style="text-align: justify;">
“Ah chinga, pues sí, éstas son las historias del verano.” Y sonríe.</div>
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<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-53149991166149365272013-06-28T19:08:00.002+02:002013-06-28T19:08:18.030+02:00Tormenta<br />
<div style="text-align: justify;">
El cielo se está cerrando, la capa de nubes parece bajar cada vez más. Parece estar cada vez más cerca de él. Si se fuera exagerado, se podría decir que uno puede alargar el brazo para acariciar esos algodones grisáceos que se desplazan por encima de uno. Mientras más mira las nubes más bajas parecen. Estira el brazo intentando acariciarlas, se sienten ásperas como lijas y no suaves como algodón. </div>
<div style="text-align: justify;">
El viaje sigue, de forma irregular se percibe un vaivén provocado por el camino. No se sabe cuánto falta para llegar, y eso en el momento no tiene importancia. </div>
<div style="text-align: justify;">
Una gran cantidad de libros con portadas vistosas y llamativas están repartidos sobre la banca, todos ellos los compró en algún momento. Todos en su momento le llamaron la atención. Todos le siguen llamando de alguna forma la atención. Todos todavía no han sido leídos...</div>
<div style="text-align: justify;">
El viento sopla cada vez más fuerte. La brisa imperceptible dio paso a rachas agresivas de viento que sacuden los árboles de un lado a otro. Ahora no se puede escapar a esa oscuridad que realmente aún no la es. Cuando el sol está aún por encima de las cabezas, pero tiene que buscarse camino entre una gran capa de nubes, cosa que no consigue y por lo tanto transforma el día en un día sombrío. A media luz, el ánimo a media vela, el vaso medio vacío. </div>
<div style="text-align: justify;">
El vaivén se torna más agresivo para después de algunos momentos volverse a calmar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se escucha un golpe que lo exalta, proviene del cristal. Le siguen más y más, con cada segundo que pasa se escuchan más golpes hasta alcanzar un martilleo rápido y agresivo. Las gotas se destrozan al estrellarse contra el cristal. Parecen balas líquidas que tienen el fin de alcanzarlo y destrozarlo. Únicamente el cristal lo salva. Las capa de nubes está cada vez más baja. La oscuridad gana fuerza y se abre camino. El horizonte ya no llega tan lejos. La vista alcanza cada vez menos. El suelo se sacude agresivamente. Quedó cegado un par de minutos. En lo que queda de horizonte se vio un relámpago cuyo trueno aún no llega, ni llegará pero de eso no se da cuenta. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A lo lejos suena un teléfono pero no lo escucha. No puede dejar de mirar esa oscuridad que se expande y que lo quiere alcanzar. Comienza a sentir pánico. El cielo lo está encerrando. La lluvia arrecia. Intenta calmarse, con tal de distraerse toma uno de los libros de la banca. Lo abre y no puede leer. Observa las letras mas no les puede hallar significado alguno. Se desespera, intenta levantarse pero le cuesta. Utiliza toda la fuerza de sus piernas para intentar levantarse de un salto. Despierta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Respira agitadamente, observa a su alrededor. Sigue viajando en el autobús, la calle está por tramos descuidada. Mira su teléfono, tiene una llamada perdida. Observa lo que se le ofrece afuera de la ventana. Vacas pastan en el campo, disfrutando los rayos del sol. Lleva únicamente una playera puesta sobre el torso, hace calor. Suspira. Después de todo va a la playa, a la costa a pasar unos días. </div>
<div style="text-align: justify;">
Con una tormenta en su interior.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-12779582504346840202013-06-05T17:04:00.000+02:002013-06-05T17:58:50.810+02:00Con la casa a cuestas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-itMDqn8WxNE/Ua9S9MPNMtI/AAAAAAAAAJQ/cf0jyOqW5rw/s1600/caracol_comiendo09-08-07.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://1.bp.blogspot.com/-itMDqn8WxNE/Ua9S9MPNMtI/AAAAAAAAAJQ/cf0jyOqW5rw/s400/caracol_comiendo09-08-07.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El señor lleva la casa a cuestas, la única forma de mantenerla segura es llevarla a todos lados. También es la única forma de él mantenerse seguro. A pesar de ser alguien tan precavido es alguien que se toma su tiempo, que disfruta el camino y el andar. Por poco que ande, anda todo el día de camino. Cualquier sombra amenazante lo hará retroceder. Se refugiará en su casa a cuestas y después de mucho andar, hará una pausa para descansar y comer algo. Aquí lo vemos degustando un platillo popular entre los suyos. Después continuó su camino llegando a su destino, o probablemente no. No sé sabe, fue la última vez que se le vio. Si él no, su descendencia sigue con esa tradición, llevar la casa a todos lados y no parar de andar por más lento que se vaya.</div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-28054884715225938992013-05-03T19:58:00.000+02:002013-05-03T20:02:44.580+02:00La botellita<br />
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-wOeUNrKCHB4/UYP54D0S24I/AAAAAAAAAIw/4b3rQwbnaJI/s1600/20130417_181551+cortaa.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://2.bp.blogspot.com/-wOeUNrKCHB4/UYP54D0S24I/AAAAAAAAAIw/4b3rQwbnaJI/s400/20130417_181551+cortaa.png" width="300" /></a></div>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: -webkit-auto;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Abrió el gabinete del baño. Todos los frascos escondidos detrás del espejo lo recibieron con un orden estoico. La botellita que buscaba estaba escondida detrás de todos los medicamentos. Pastillas contra la tos, jarabe contra las agruras, aspirinas por eso de que reduce el riesgo de infartos, desodorantes que ya desde hace tiempo dejaron de producir, espuma y una navaja de barbero, de esas con las que uno se puede cortar la yugular si se anda distraído. Atrás, muy atrás, al otro extremo del gabinete, una caja de condones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La botellita, como él le dice, tiene todavía un cuarto de su contenido. De aquél líquido amarillento que se puede encender rápidamente. El líquido que uno no debería untarse en la piel después de rasurarse. </div>
<div style="text-align: justify;">
“Mi botellita” dice con cariño. Y es que esa botellita se la regaló <i>su</i> botellita. Así le decía a su querida mujer. De joven cachondo la apodó la botella de coca cola, poco antes de que comenzara a cortejarla. En algún momento ese apodo salió a la luz y ella, para ese entonces simplemente la botellita, se dio cuenta que aquel joven apuesto que la había conquistado no era únicamente un caballero serio, bien educado y decente. También era un chamacón lleno de picardía, con una urgencia latente de cometer travesuras a sus veintisiete años. Y él habría de darse cuenta con el tiempo que ella era igual o peor. Con el tiempo la figura de la botellita se ensanchó, de forma que comenzó con el tiempo a parecer más jarrón que botella. Sin embargo el apodo siguió siendo actual para él, y no tenía que ver con la figura de su amada que, después de varios hijos, ya no era la misma que en los tiempos añejos. Encontraba en ella una frescura que lo hidrataba y mantenía vivo, la botellita tenía un elixir vitalizante que él le robaba a besos. Pero, como es la vida, tanto va el jarrón al pozo que acaba por romperse. La botellita se marchó demasiado pronto y con ella murió el chamaco pícaro de sesenta años. </div>
<div style="text-align: justify;">
La botellita, es decir el frasco, fue a parar al gabinete del que ahora fue sacado. Con el tiempo fue siendo replegada hasta llegar al fondo de aquel mueble. Las medicinas eran lo que más necesitaba y usaba. Fue el tiempo cuando empezaron los dolores de todo tipo, cuando no había ningún brillo en sus ojos. Cuando los niños que se aparecían frente a su casa eran corridos a gritos. Hasta su casa sufrió, cada vez más gris y fría. Poco a poco se iba muriendo por dentro. ¿Alegrías? ¿cuáles? Ninguna. Nada agradable, nada de valor, nada por qué luchar. En su vida no había nada qué disfrutar. El elixir se lo habían robado. Alguna vez, gracias a la terquedad de sus amigos, intento conocer una nueva muchacha. Pero en su interior había algo encerrado. Como si a esa pasión desenfrenada que todos llevamos dentro, la hubieran encadenado y le hubiesen roto la voluntad cual bestia salvaje en el circo. No se pudo animar a conquistar, ni siquiera a cortejar a aquellas mujeres que se cruzaron por su camino. Acabó yendo de putas, una que otra vez. En contadas ocasiones. De eso ya hace mucho tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La caja de condones acabó de igual forma al fondo del gabinete. No se supo más de ella por unos tres años. Sus amigos dejaron de intentar persuadirlo. Había algo en él que simplemente no lo dejaba soltar el pasado y mirar hacia adelante. De por si nadie le pedía soltar el pasado, los recuerdos de la botellita. Simplemente querían lograr que de nuevo mirara con algo de fe y, sí, por qué no decirlo, con alegría hacia adelante. Que mirara con algo de esperanza hacia el futuro, ese futuro que con cada año se le iba reduciendo más por la edad, pero futuro al fin.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya se rasuró, se vistió. Está frente al espejo, la camisa planchada casi a la perfección, nunca aprendió a planchar las mangas como su botellita, Dios la tenga en su gloria, pero hizo un trabajo excelente, está orgulloso. Destapa la botellita, su olfato percibe inmediatamente el aroma añejo, se unta un poco del líquido en el cuello y en la camisa. Cierra la puerta del gabinete, toma el saco y sale por el umbral de la puerta de su departamento. Adentro, mientras cierra con llave, sobre la mesa de noche se encuentra ahora la caja de preservativos. Baja las escaleras del edificio, se encaminará a la cantina donde se suele encontrar con sus amigos, ahí donde sus amigos, (él no, él sería incapaz) han hecho del coquetear con las meseras todo un deporte. Hoy por primera vez, él le hará un cumplido a una de ellas. Con eso despertará las sospechas de sus compañeros de vejez.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Oye ¿te pusiste loción Ignacio? –</div>
<div style="text-align: justify;">
– Ni que estuvieras tan guapo cabrón –</div>
<div style="text-align: justify;">
– No, de verdad huele a loción, no te hagas Ignacio. –</div>
<div style="text-align: justify;">
–Bueno pues si, es que ya no aguanto el olor a viejo que traen ustedes siempre. ¡Huelen rancio muchachos! – </div>
<div style="text-align: justify;">
Lo sabrán, habrá vuelto aquel chamaco pícaro que está dispuesto a cabulear a diestra y siniestra. Apenas después notarán también la elegante camisa que trae puesta.</div>
<div style="text-align: justify;">
– ¿Con quién te vas a ver? ¿por qué tan elegante? –</div>
<div style="text-align: justify;">
– Con tu señora – </div>
<div style="text-align: justify;">
– ¡Ah mira qué cabrón el Ignacio! – A diferencia de otras ocasiones Ignacio únicamente tomará una cerveza, y un tequilita añejo. De ese nadie se salva, es una tradición de aquellos hombres de la vieja guardia, mínimo un tequila por noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
Una hora después Ignacio se levantará y se marchará:</div>
<div style="text-align: justify;">
– Se la lavan cabrones. –</div>
<div style="text-align: justify;">
– ¿Qué pasó? ¿Para dónde? –</div>
<div style="text-align: justify;">
– No sean metiches cabrones, ¿qué no ven que tengo una cita? Se cuidan señores.– Saldrá de la cantina silbando un bolero, aquél de obsesión.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los señores se verán unos a otros absortos, con una mezcla de sorpresa y alegría. No dirán nada. En amistades que duran tanto tiempo las palabras salen sobrando, todos pensarán lo mismo: “Ha vuelto, el pinche Ignacio está de vuelta.” Da igual que tan marchito aparente algo o alguien estar. Puede que se vea muerto por fuera, pero basta con que se le inyecte algo de vida, algo revitalizante, para que eso que parecía perdido vuelva a retomar color, a rejuvenecer, a sentirse vivo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
– ¡Palomita, chula, tráenos otros tequilitas y déjanos la botella! ¡que hoy estamos de fiesta chingao! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-56387025506470236982013-04-15T22:23:00.005+02:002013-04-15T22:23:59.323+02:00Número equivocado<br />
<div style="text-align: justify;">
Una vez más sonó el teléfono, lo descolgué y volví a colgar. Estoy harto de todo el día estar descolgando el teléfono para decir amigablemente “¿Sí?, ¿Diga?” y no escuchar nada del otro lado de la línea. Por eso ahora únicamente lo descuelgo para volver a colgar. Por suerte no hace mucho ruido al sonar. Ha estado sonando toda la tarde.</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo aquí frente a la computadora intentando trabajar a pesar de ser fin de semana. Pero la persona en cualquier lugar que se encuentre tiene mucha paciencia y mucho tiempo libre. ¿Qué es lo que quiere y quién podrá ser? Me pregunto mientras lentamente doy por vencidas mis ganas de trabajar y mi buen humor. ¿Para qué tantas ganas de joder? Comienzo a hacer memoria, ¿hay alguien que conozco que viva en un lugar apartado? ¿o que se haya ido de viaje? El número que aparece en la pantalla no lo conozco, solo sé que no es de por aquí cerca, es más, pienso que es de otro país. Pues qué güey, si quiere pagar llamadas de larga distancia para hacer sus bromas, que lo haga. Y es por eso mismo que me he decidido a contestar el teléfono, ahora que está sonando de nuevo. Hagamos que le cueste un poco de su dinero así como a mi ya me costó la paciencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Sí – contesto.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Buenas tardes – dice una voz en inglés – estamos listos.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Ya era hora, cabrones – digo decidido, por mi enojo, a ver hasta dónde llega esta conversación. Y repito. – Ya era hora.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Sí señor, sabemos que hubo inconvenientes pero los pasteles están listos para ser entregados. Disculpe las molestias que le ocasionamos. – ¿Pasteles?, pienso, ¿de qué se trata esto?</div>
<div style="text-align: justify;">
– Muy bien – continúo – ¿son todos en los que quedamos?</div>
<div style="text-align: justify;">
– Sí, los cuatro que habíamos dicho. Los muchachos los llevaron ya a las plazas donde van a ser las fiestas. </div>
<div style="text-align: justify;">
– Muy bien, muy bien – digo lentamente sintiendo algo de nerviosismo por tantas palabras en clave.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Le hablaremos al otro número cuando estemos del otro lado. Que Dios nos dé fuerza.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Que Dios nos dé fuerza – repito, sintiendo cómo el corazón se me quiere escapar del pecho. Lentamente me doy cuenta en lo que me metí por mi enojo y por seguirle la corriente a aquel desconocido terco que me habló desde el extranjero.</div>
<div style="text-align: justify;">
La linea está muerta, la conexión fue interrumpida. Me quedo con la mente en blanco, mirando a la nada, con el teléfono en la mano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Vuelve a vibrar, miro el número, es otra clave. Es una llamada pero de otro país, con sudor frío contesto</div>
<div style="text-align: justify;">
– Si</div>
<div style="text-align: justify;">
– Líder, estamos listos, cuide a mi familia. ¡Que Dios nos dé fuerza! – se corta la comunicación. Inmediatamente vuelve a sonar mi teléfono, alguien vuelve a marcar a mi número que tengo desde hace años y me vuelve a decir lo mismo e inmediatamente cuelga. Así sucede en un total de cuatro ocasiones en menos de dos minutos.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Qué hice? ¿Qué está pasando? Si este número es mío, nadie lo tiene, mas que mis amigos que me buscan de vez en cuando para salir a beber. Raramente me llaman del trabajo. No lo entiendo, pareciera que de la nada me involucré en algo grande, algo muy grande. Y lo peor es que ni cuenta me di.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Prendo la televisión y no tardo en darme cuenta: Muertos, tantos muertos y un total de cuatro explosiones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-88344769590635872432013-03-25T19:18:00.004+01:002013-03-25T19:19:33.024+01:00Las vías del viejo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-kIjhiGE1Myk/UVCUrTztD4I/AAAAAAAAAIU/EibCijg6dak/s1600/20130321_105234.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://4.bp.blogspot.com/-kIjhiGE1Myk/UVCUrTztD4I/AAAAAAAAAIU/EibCijg6dak/s400/20130321_105234.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
La vía parece interminable, marchas sin conocer su final. El comienzo también lo desconoces. Únicamente llegaste a ella de la nada, simplemente te cruzaste con ese camino que no lo es. Los caminos sirven para facilitar el avance, cosa que definitivamente no consigues entre las piedras, los durmientes y los rieles. Aún así es más sencillo caminar entre las dos barras de metal interminables que pisar la nieve que puede que vaya demasiado hondo. El frío se convierte en tortura, el viento en navajas que arañan tu rostro. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El viejo sigue el camino trazado. Los rieles que en algún momento lo transportaron lejos de los suyos. Ahora intenta regresar, regresar escapando del frío. En aquel entonces se marchó en una bestia a vapor, que bramaba amenazante a cada objeto que le pudiera obstaculizar su trayecto. </div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora regresa a pie, ahora las bestias le braman a él, obligándolo a dejar ese camino y refugiarse en la nieve, donde no se sabe lo que uno está pisando.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El paisaje es hostil, incoloro, frío, mas no estéril. Debajo de esa nieve en algún lugar se esconde vida, como los pensamientos que se esconden también debajo de su cabeza blanca, cana.</div>
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<br /></div>
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Pareciera que haces un viaje introspectivo: Un viejo que atraviesa un paisaje marchito, canoso. Un camino que nos dificulta aún más el caminar para que sepas cómo se siente el andar de viejo. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Preguntas por qué me refiero a ti como un anciano. La respuesta es sencilla: Porque si aún no lo eres, en algún momento lo serás. Caminarás con dificultad, tendrás la visión turbia, pero el camino bien definido. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-84411518142951336102013-03-08T17:40:00.001+01:002013-03-11T13:48:36.203+01:00Laguna negra<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se escuchan los chapoteos a lo lejos. Recién se dieron cuenta de ellos. A lo lejos, en la oscuridad se escucha algo golpeando el agua. Se habían decidido por salir a caminar rumbo a la laguna. Llevaron cervezas y algo de comer. Más que comer, han bebido. La fogata improvisada comienza a perder intensidad. El rincón que descubrieron es bastante cómodo, a orillas de la laguna, hubo que rodearla un poco para llegar a donde se encuentran, alejados de la vereda. </div>
<div style="text-align: justify;">
La superficie clara y cristalina se fue convirtiendo poco a poco en oscuridad. El ocaso ya ha terminado. Los agarró la noche. Están borrachos. La brisa que había soplado durante la tarde se detuvo tan pronto se escondió el sol.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con la oscuridad resurgieron las rencillas antiguas en el grupo, los problemas añejos que no desaparecen por completo, aún después de diez años.</div>
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La guitarra fue la primera en callar. Cantaban desentonados <i>Wonderwall</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
– ¡Sepárenlos! Raúl, ¿qué haces? ¡Sepárenlos! – se escuchó gritar una voz femenina, mientras dos de los varones del grupo se revolcaban en el piso repartiendo y recibiendo puñetazos. Alrededor de los dos se formó rápidamente un grupo de ebrios que, con su torpeza, intentaban separar a los que peleaban. En el intento cayeron varios en varias ocasiones al suelo. La guitarra fue la que detuvo la pelea.</div>
<div style="text-align: justify;">
Fue estrellada en la espalda de su dueño, Raúl. Aterrizó con la frente. Se quedó tirado sobre la arena, los trozos de madera repartidos a su alrededor. Al igual que hace diez años, se armaron dos grupos distintos. Uno alrededor de Raúl, el otro al lado de aquel que no había podido zafarse, aquel que fue rescatado por la guitarra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Son remos? ¿Es quizá alguien en un bote que viene hacia acá? Algo golpea el agua, eso está claro, sin embargo es un golpe suave, no con suma fuerza. Si fuera alguien remando se escucharía claramente. El agua golpea algo.</div>
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Las brasas truenan, como implorando que les den más madera de alimento. Están sentados alrededor de la fogata. Beben, pero el ambiente festivo quedó en el camino.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
– Oye, ¿qué mierdas estaban pensando?, ¿y ahora?, ¿qué hacemos? – la adrenalina disminuyó lentamente. Los pasos involuntarios por la falta de equilibrio causada por la borrachera hacían ver al grupo como si estuvieran llevando a cabo una coreografía minimalista. De ser atentos, de la voluntad de ayudar a uno de los suyos en problemas, comenzaron a observar de forma ociosa a aquellos que seguían en el suelo. El rescatado por la guitarra estaba ya sentado en la arena, bebiendo de nuevo. Raúl parecía roncar.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Raúl, ¿estás bien corazón? – dijo su novia, pero al no obtener respuesta se desesperó rápidamente – ¡Raúl! ¡Raúl! ¡Despierta! – le siguió el llanto, uno que otro borracho la intentó tranquilizar.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Está bien, de seguro nada más está dormido, ya ves que estaba bien borracho. – pero el llanto continúa.</div>
<div style="text-align: justify;">
– ¡Raúl! Raúl... Raúl… –</div>
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<br /></div>
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Siguen bebiendo. El fuego se apaga lentamente. La novia de Raúl ya no está. Se la llevaron. Todo está en silencio, únicamente se escucha el alcohol bajando de la botella a cada trago que dan. Y el chapoteo del agua. El agua golpeando algo en la oscuridad.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Supongo que es Raúl – dice un borracho – ha de estar nadando. – Todos lo quieren creer. La lógica de un borracho es flexible. Tergiversable.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Lejos del grupo, en aquella laguna negra flota Raúl bocarriba. Parece que se está relajando, nadando sutilmente de dorso. El agua le golpea el rostro, Raúl anda a la deriva. Parece que se está relajando, esa idea le agrada a todos. Por un momento quieren creer que ahora todo está bien, Raúl está nadando. Esto después de que ellos, en pánico por la herida en la frente que en algún momento dejó de sangrar copiosamente, echaron el inerte cuerpo al agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
Raúl nada y ellos beben.</div>
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<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-65202481747308072872013-02-24T18:49:00.002+01:002013-03-03T18:46:53.405+01:00La cita<br />
<div style="text-align: justify;">
Sentado frente al espejo. La corbata suelta, los hombros caídos. Es una pena que haya terminado así. Es una pena que la noche resultara así de mal. El saco está sobre el respaldo de la silla. Piensa en sacar el teléfono, pero desiste. Podría mandarle un mensaje tal vez, pero por lo pronto el celular se queda guardado en la bolsa del saco. ¿Para qué? Si no hay ningún interés. Las cosas tienen que tomar su rumbo, no es necesario encaminarlas. Si se dan, que se den, entonces sí habrá que seguir ese curso. Pero las cosas no se están dando. Para qué andar forzando las cosas, si ya se ve que no hay nada que pueda surgir de ese encuentro.</div>
<div style="text-align: justify;">
Intentar contactarla es ilógico, superfluo, sale sobrando.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sentado en la barra, frente a otro espejo. Su figura distorsionada por botellas de licor lo muestran nervioso. Sorbe un poco del vaso. La chica que llegará será la correcta, lo sabe. Lleva tiempo solo, demasiado solo. Pero las cosas han de cambiar, sin venderse barato.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se mira, se examina en el reflejo. La mirada se desvía para observar quiénes entran al bar. Puede que entre esas personas esté ella. Se la presentó un compañero del trabajo. Intercambiaron números y quedaron en contactarse. No se habían contactado, hasta que se volvieron a encontrar en el cumpleaños del mismo compañero de trabajo. Solamente así se pusieron de acuerdo en encontrarse para tomar algo. Él es una de esas personas que con el nerviosismo olvida rostros y nombres. Así pues, piensa que de entrar ella, puede que no la reconozca y por lo tanto no reaccione o reaccione mal y por lo tanto esa oportunidad que se le está abriendo se vea frustrada y deje ir un buen partido. Bebe del vaso. En su cabeza se extienden los planos de posibles conversaciones que podría llevar a cabo. Como en un circuito que con cada interruptor cambia su función, cada posible respuesta presenta nuevas situaciones en la conversación a las que hay que estar preparados. Todas esas opciones las intenta estudiar lo mejor que puede: No le gustan las flores, dejó de fumar pero últimamente se le antoja de nuevo, va a recaer. Tiene una relación tormentosa detrás de sí, una expareja que como ave de mal agüero me haría sombra. Habría que luchar contra el fantasma del pasado. Y puede que recaiga con aquel fantasma, al igual que va a recaer con el cigarro. Aquí no hay nada que hacer, para qué me voy a meter en más problemas. Terminó de beber. Pagó, se ha levantado y va caminando rumbo a la puerta. Una figura femenina se deja entrever dentro de un vestido que recién ahora se puede admirar. La chica cuelga su abrigo en la percha que está en la pared, por lo tanto le da la espalda a aquel que murmurante abandona el bar. Se acomoda el vestido y el pelo por última vez antes de darse vuelta para, con interés y una gran sonrisa, buscar al galán con quien se citó. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-63905293731821738662013-02-06T16:20:00.002+01:002013-09-14T18:41:31.352+02:00La consulta<br />
<div style="text-align: justify;">
El ángulo del sol es demasiado bajo. Pareciera que a lo lejos se vislumbra una nueva fortuna. Algo que a lo lejos aparece en un marco divino. Los rayos del sol, el cual lentamente se acerca al horizonte, cortan las nubes para dejar un estampado de claroscuros que descienden a la tierra. Es un momento mágico que bien puede ser peligroso. De tanto disfrutarlo se puede perder la visión. Puede que de tanto admirar la luz solar uno pierda la luz de sus ojos. Eso es lo que uno pensaría, a no ser porque ese cuadro idílico no es más que una impresión barata de alguna pintura un tanto famosa que, muy probablemente, fue comprada al dos por uno en algún supermercado. </div>
<div style="text-align: justify;">
En la pared de enfrente hay otro cuadro, que se supone es naturaleza muerta. No lo sabe con certeza pero, de donde está sentado, tiene que torcer el cuello para observarlo, ya que el cuadro cuelga prácticamente por encima de su cabeza. Y desde el ángulo tan incómodo que tiene, solo observa algo que le parece naturaleza muerta. La verdad le da igual. Ese cuadro, el que cuelga por encima de su cabeza, lo tiene sin cuidado. El que llamó su atención es aquel que tiene enfrente, donde puede mirar el sol sin temer por su visión. Aquel que parece mostrar las puertas a una nueva oportunidad. A una nueva era o lo que sea que se quiera. Una nueva etapa, en papel amarillento. </div>
<div style="text-align: justify;">
Eso es lo que todos esperan al estar en esa sala: Una nueva etapa, un nuevo comienzo y una nueva fortuna. </div>
<div style="text-align: justify;">
Él es el que más tiempo lleva esperando en esa sala. Ha habido una gran afluencia a lo largo de las horas. Algunos son atendidos rápidamente, pero el ser atenidos de forma veloz no quiere decir que vayan a obtener resultados positivos. Varios han salido con el rostro desencajado, ojos llorosos y uno se marchó con las piernas temblorosas, apoyándose en la pared, recorriendo con la mano la textura del muro, agarrándose de las columnas. La palma extendida rastreando con el tacto toda la superficie a su alcance, todo para simplemente sentir algo. Algo aparte de lo que sea que estuviera sintiendo, que fue sumamente intenso, al grado de robarle la fuerza de las piernas. Se desplomó frente a la recepción. Las recepcionistas reaccionaron de forma rápida, lo intentaron reincorporar, pidieron la ayuda del portero del edificio. Éste sacó como pudo al hombre y, después nos habremos de enterar, lo dejó tirado en una esquina a la vuelta del edificio. </div>
<div style="text-align: justify;">
Afuera empezará a llover, eso se puede ver desde la ventana de esa sala de espera. Ahora quedan tres personas en esa habitación. Él es el siguiente, por lo menos eso espera. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Afuera son las nubes las que predominan, no hay ningún resquicio por el que se filtren los rayos del sol. A lo lejos se puede observar una turbiedad grisácea por debajo de las nubes, señas inequívocas de que allá, a la distancia, cerca del horizonte, ya llueve. </div>
<div style="text-align: justify;">
– Señor,– le dijeron después de una hora más de espera. – Ahora lo atenderán. Sígame por favor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era una señorita con un traje sastre entallado, entallado al punto de que uno creería que de sentarse se le rompería la falda. Tuvo que acelerar el paso para mantener la velocidad de la recepcionista. Ésta iba caminando a prisa sin ninguna intención de esperarlo. Abrió una puerta y con desdén lo hizo pasar. </div>
<div style="text-align: justify;">
– Pase y espere aquí. – Cerró la puerta de forma brusca, la silueta desapareció detrás del vitral mate, el marcado sonido de tacones se fue alejando. </div>
<div style="text-align: justify;">
La oficina consistía en una mesa y dos sillas de metal, un garrafón de agua y un archivero que parecía más caja fuerte que nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al cabo de unos diez minutos entraron dos hombres a la oficina. No mostraron la más mínima intención en ser amigables o atentos. Con un visible hartazgo se sentaron en las sillas dejando de pie al susodicho.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Señor Murguía, –dijo uno de ellos, aquel que habría de llevar la batuta en cuanto al diálogo.</div>
<div style="text-align: justify;">
– señor Murguía, Murguía, Mu, Mur, Mur, Murguía.– balbuceó por lo que parecía aburrimiento, mientras el otro hombre le entregaba una carpeta con la foto de Ángel Murguía. </div>
<div style="text-align: justify;">
Sí, Ángel Murguía es aquel que había estado esperando a que lo atendieran mientras admiraba el cuadro idílico del atardecer.</div>
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Los dos hombres sentados comenzaron a hojear la carpeta para después susurrarse, mientras el señor Murguía esperaba de pie frente a la mesa.</div>
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<br /></div>
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– Muy bien, pues ya estamos – dijo el jefe de los dos después de susurrar durante varios minutos. –Oye pero mira acá, dice que hay un anexo que se refiere al tema de la bronca esta de, ya sabes…– dijo el otro.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Ah mira, sí, a ver… – continuaron observando el expediente durante varios minutos más. – Entonces, ¿qué? ¿cómo la ves? – preguntó el jefe. El otro levantó los hombros de forma indiferente: – Como veas, tu dices.–</div>
<div style="text-align: justify;">
– Señor Murguía, bueno, pues hemos examinado su acta. Un acta bastante interesante, déjeme decirle. Un intento de suicidio del que fue rescatado por su perro. Algo muy raro, ¿no? – Dijo hablándole a su colega, quien únicamente afirmó con la cabeza – El reporte policial apunta que su perro comenzó a ladrar al notar que usted se había encerrado en el garage y había dejado el motor del auto encendido, alarmando así a los vecinos. – Ángel Murguía bajó la vista al escuchar lo que leían de su reporte, una gran vergüenza y gran miedo lo invadieron de golpe.</div>
<div style="text-align: justify;">
– Felicidades por tener tan buen perro. Créame que pocas veces nos han tocado casos como el suyo. Pero eso que se haya intentado suicidar no nos agrada, esta oficina no tolera nada de eso. Si volvemos a escuchar de algún intento de suicidio, más le vale que consiga matarse porque sino se las verá con nosotros. Y usted no tiene idea a qué punto podemos llegar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por otro lado, después de este penosísimo incidente – dijo con tranquilidad burocrática y se pasó la mano por las comisuras de los labios – usted se logró recuperar, y desde ese entonces ha intentado salir del bache en el que cayó después de perder el empleo y ser abandonado por su mujer. Usted es un luchador señor Murguía. Por esto mismo lo podemos tranquilizar. Esta oficina no tomará medidas en su contra, puede seguir usando nuestro producto. Usted no tiene nada que temer. Hemos decidido que usted saldrá adelante. Aunque le tenemos que advertir que no puede, no debe de abusar de nuestro producto. Un uso excesivo lo puede alejar de la realidad y quitarle objetividad al momento de tomar decisiones, lo que puede llegar a ser fatal. Gracias por haber venido, señor Ángel Murguía, buenas tardes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Salió de la oficina con el caminar mucho más ligero, el aire tenía un mucho mejor aroma, la lluvia ya había llegado a la ciudad, las gotas golpeaban los cristales de las ventanas, el sonido lo relajó. </div>
<div style="text-align: justify;">
Salió a la calle, dobló la primera calle a la derecha, unos metros adelante había un pordiosero recargado sobre el muro, mojándose, un letrero de cartón rezaba “Si quieres me das algo, sino ¡a la mierda!”. Las letras se habían comenzado a escurrir con el agua. De pronto lo reconoció, el pordiosero era el hombre que habían sacado hacía unas horas de aquella oficina. Era aquel que se había desplomado después de la consulta. </div>
<div style="text-align: justify;">
“Qué pena, a ti de verdad te han quitado toda la <i>esperanza</i>.” dijo y continuó su camino.</div>
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<br /></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-47792860475849491022013-01-16T18:56:00.002+01:002013-01-16T18:56:41.448+01:00El destello I<br />
<div style="text-align: justify;">
El destello de la pantalla le ilumina los ojos. Con el pulgar mueve el menú que ahora de poco sirve. </div>
<div style="text-align: justify;">
En las periferias de las instalaciones hay bloqueadores de señales de microondas. No recibe señal de ningún tipo de red inalámbrica. Se pone a observar las fotografías que tiene en su celular. Con su novia, con los amigos de la facultad, en la playa. Muestra en ellas una sonrisa que no sabe si volverá a dibujársele en el rostro. Está sentado en el piso de cemento, abunda la oscuridad. ¿Hice lo correcto? ¿para qué me uní al movimiento? </div>
<div style="text-align: justify;">
Ya puede escuchar los reclamos de los familiares, que por qué lo hizo, que quién le manda, que él nada más debería de haberse quedado callado y tranquilo como los demás. Imagina las preocupaciones de la madre “Ay mijo, y ¿ahora?, ¿qué vamos a hacer?, ahora vas a tener que andarte con mucho cuidado, ya te tienen fichado.” Pero lo verdaderamente ensordecedor son las preocupaciones actuales: “¿Dónde está mi hijo? No me diga que no sabe, en el ministerio público dijeron que no los tienen, que se los llevaron los federales. ¿Dónde está? Dígame, por favor oficial, si él es solamente un estudiante.”</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
CONTINUARÁ</div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-32659340469024081022013-01-08T20:38:00.001+01:002013-01-08T20:44:32.822+01:003º Aniversario de Debraye.Net<div style="text-align: justify;">
El próximo diez de enero serán tres años desde que publiqué el primer post en este blog. Aunque especialmente el año pasado hubo pocos posts, pienso que ha sido debido a una evolución del tipo de textos que publico. Los textos que publiqué en el 2010 eran por lo regular más cortos, <i>shortstories </i>realmente cortos que salían de forma espontánea frente a la computadora. Con el transcurso del tiempo empecé a trabajar más en las historias y en los detalles. Así, a partir de una idea obtenida en un documental, comencé a trabajar en la historia más compleja que creo haber escrito hasta ahora:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Las palabras se las lleva el viento.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://debrayenet.blogspot.de/search/label/Las%20palabras%20se%20las%20lleva%20el%20viento">http://debrayenet.blogspot.de/search/label/Las%20palabras%20se%20las%20lleva%20el%20viento</a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Su creación tardó poco menos de ocho meses. Esta narración ha sido el proyecto por partes más largo que he hecho hasta ahora. A este se le suman tres proyectos más <b>x_partes</b>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Historia de barrio</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://debrayenet.blogspot.de/search/label/historia%20de%20barrio">http://debrayenet.blogspot.de/search/label/historia%20de%20barrio</a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Crónica callejera</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://debrayenet.blogspot.de/search/label/cr%C3%B3nica%20callejera">http://debrayenet.blogspot.de/search/label/crónica%20callejera</a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
y el aún inconcluso <i>Relato de miedo</i></div>
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<a href="http://debrayenet.blogspot.de/search/label/un%20relato%20de%20miedo">http://debrayenet.blogspot.de/search/label/un%20relato%20de%20miedo</a></div>
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A este se le sumará muy probablemente un nuevo proyecto en los próximos días, del cual, sincera-mente, no sé que camino tomará.</div>
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Así mismo a partir de este año habrá una nueva categoría <b>pix</b>. </div>
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<a href="http://1.bp.blogspot.com/-4XtfFFLj7xI/UOx0WeD5h-I/AAAAAAAAAIE/J3UpD04NnII/s1600/hintergrund+jan+2012.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="http://1.bp.blogspot.com/-4XtfFFLj7xI/UOx0WeD5h-I/AAAAAAAAAIE/J3UpD04NnII/s400/hintergrund+jan+2012.png" width="400" /></a></div>
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Por este medio también quiero agradecer a aquellos que han estado siguiendo este proyecto.</div>
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Que no les dé miedo pasar la voz. Únanse en Facebook.</div>
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Yo, por mi parte, seguiré jugando en Debraye.Net, es algo muy divertido como para dejarlo.</div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-51628994484913607892012-12-11T22:39:00.003+01:002012-12-12T22:04:22.960+01:00Mehr Licht!<br />
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¿Por qué conforme pasan los años se va atenuando la luz? El brillo de los colores se comienza a apaciguar, la nebulosa madurez se comienza a expandir por medio del ser. No por nada se cuenta que las últimas palabras de Goethe fueron “<i>Mehr Licht!</i>” ¡Más luz! </div>
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Y es que desde un principio el farol de nuestra mirada se comenzará a apagar, con unos sucede más rápido que con otros. Pero con cada año la alegría se va reduciendo, y no es para menos, se espera de nosotros que seamos personajes responsables, de bien, exitosos, no algunos aventureros que cuando están entretenidos estallen en carcajadas. Eso no se corresponde, esos comportamientos son para los niños y adolescentes rebeldes. Tú te tienes que cuadrar. Déjate de babosadas, de niñerías, déjate de chingaderas.</div>
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En algún momento uno pensará más en el costo que en el valor. Uno no disfrutará del paisaje, sino que planeará lo que habrá de hacer después o se arrepentirá por lo que no hizo antes de ese instante. La paleta de colores se comienza a reducir y con ella las cosas que provocan alegrías. Cuánto llamaba la atención cualquier objeto multicolor en aquel entonces. Hablo de aquellos tiempos añejos, que hace un par de años aún no me lo parecían tanto, hablo de la infancia. Aquellos brillantes y entretenidos tiempos. Ahora me temo que en cualquier momento salga alguno de esos vendedores por detrás de la cortina o me hable en la calle y al escucharlo empiece a titiritar de frío. </div>
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Tal vez ya cerré un contrato con uno de ellos y ni me he dado cuenta. Hablo de los hombres grises, aquellos vendedores que Michael Ende nos presentara en <i>Momo</i>. Aquellos que se quieren quedar con nuestro tiempo. </div>
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Creo, la verdad, que todos llevamos uno dentro, el cual también nos convence de ahorrar en los colores. Uno que nos truena los dedos para decir “ey, tú, la mirada aquí, delante tuyo, ignora los sentidos, utiliza la razón, gana más y gasta menos, ¿quieres alegría? Cómprate algo, mientras más caro más alegre estarás. Aunque estés saludable, regresarás a casa insatisfecho, ¿por qué? Porque quieres más, siempre más.” Y más has de olvidar los colores, los sonidos, los sentidos, la luz.<br />
Tu existencia se irá ensombreciendo, la luz del farol se atenúa y tú ni te das cuentas, la olvidarás.<br />
Probablemente a una edad avanzada, agonizante, puede ser, puede que recuerdes las percepciones más intensas que tuviste, las de la infancia, las que fuiste dejando de lado sin darte cuenta. Y puede ser, puede que en un último grito, las exijas de vuelta: <i>Mehr Licht!</i></div>
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<i><br /></i></div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-7435094322476783722012-11-23T17:38:00.001+01:002012-11-23T17:45:55.447+01:00La vida sigue su curso<br />
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Vives una ilusión, no es la primera vez que sucede. ¿Recuerdas cuando las voces en tu interior deseaban, clamaban, exigían la muerte de amor? ¿Otra vez tienes que hacerlo? Lleno de cinismo tendrás que llamarlo. Ofrecerle una carnada para que lo puedas emboscar. Una vez emboscado tendrás que destruirlo, matarlo, terminar con él. No habrá de ser difícil, él es dócil –lo sabes– ingenuo, de buen corazón. Ofrécele la mano mientras escondas la daga en la otra. </div>
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Muere amor.</div>
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No es lo más sencillo, ni lo más sano quizás. Uno habla de dientes para fuera que una amistad habrá de perdurar. Una amistad especial, porque de ella surgió un cariño o un deseo. O una amistad especial porque ella surgió de la lujuria y del deseo.<br />
Palabras más, palabras menos la verdad es que una parte de la que cuesta recuperarse es del maldito sentimiento de propiedad. La estupidez de que uno piense que una persona es de uno, que su cuerpo y mente le corresponden, que solamente a uno le corresponderá de ahora en adelante el mostrarle señales de cariño. Y, sí, digamos las cosas como son, uno cree que será el único con el que esa persona de ahora en adelante se habrá de aparear.<br />
¿Mal término? Si al final de cuentas todos somos animales, y eso es lo que los animales hacen, aparearse.</div>
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Algunos le dan más peso a ese aspecto que a otros. El hecho es que uno se siente con ciertos derechos sobre la otra persona porque se le conoce a fondo. Eso es lo que pensamos, y sí, en muchas ocasiones será así, uno conoce a esa persona en sus malos y en sus buenos momentos. Uno conoce ese lunar secreto y esos defectos cautivadores. Algunos idealistas labran un pedestal en el que habrá de acomodarse a esa persona, la idolatrada, la idealizada. La realidad derrumba esa construcción. En algún momento se habrá de venir abajo. Lo ideal no existe, es lo que los jóvenes más pronto pierden: los ideales.<br />
Lo ideal sería si hubiera y existiera, mas el hubiera no existe, solo es una construcción hipotética para hablar de lo que hubiera (y me repito) sido lo mejor cuando ya es demasiado tarde. Lo ideal sería caminar bajo la lluvia, lo ideal hubiera sido diluir con ella el llanto. Pero es demasiado tarde.</div>
<div style="text-align: justify;">
Habría que aceptar las decisiones de los demás, en especial las de esa persona especial, que con el tiempo dejará de ser especial. <i>Habría que </i>se convierte en <i>habrá que</i> para pasar a ser un <i>hube que aceptar su decisión y por eso me alejé</i>.<br />
La vida sigue su curso y los aspectos cautivadores de esa persona cautivarán a alguien más. </div>
<div style="text-align: justify;">
En ocasiones uno se hace a un lado, en parte, hasta que se es cambiado. Ese es un dolor mayor que el de alejarse de esa persona. Uno pierde sus privilegios de estar al lado de aquella persona, de la atención, compañia y calor de esa persona.<br />
Sin embargo lo que más duele es que esos derechos le serán entregados a alguien más, más temprano que tarde. La vida sigue su curso. </div>
<div style="text-align: justify;">
Uno deja de ser único, especial y pasará a ser uno del montón.</div>
<div style="text-align: justify;">
Uno se siente cambiado, uno se sentirá desamparado.<br />
En parte uno encaminó eso al hacerse a un lado, pero ¿quién entiende de razones al sentir el vacío en el estómago que le precede al llanto?</div>
<div style="text-align: justify;">
Uno se retrae. Poco después uno se esconderá en los oscuros callejones de su ser, esperando, siguiendo, preparándose para emboscar y matar al desdichado amor.<br />
Uno lleva a cabo entonces un acto de auto-mutilación, porque se mata una parte del propio ser, se destruye aquello abstracto que llamamos sentimientos.<br />
Preferible cauterizar a dejar una herida abierta.<br />
No se puede juzgar, y menos cuando uno fue el que dio el primer paso.<br />
Uno habrá que aceptarlo y mantener la frente en alto, aunque para eso sea necesario matar al amor y desechar, por lo menos de momento, lo que vendría a ser una hipócrita amistad. </div>
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Uno mirará hacia delante, aunque eso conlleve a cambiar de dirección. </div>
<div style="text-align: justify;">
La vida sigue su curso.</div>
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Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-75670014790347643582012-10-31T17:25:00.003+01:002012-10-31T17:25:27.483+01:00Máscaras<br />
<div style="text-align: justify;">
Esto no es una tienda mas lo parece. Infinidad de niños entran para peinar los pasillos repletos de chucherías y productos baratos. Sin embargo también hay los artículos de calidad y precios altos. Cada cierto tiempo un nuevo grupo de infantes entra a ese local mal iluminado. Entran con gran alboroto y rápidamente se dispersan por los pasillos. Buscan máscaras y disfraces. Colores, capas abrigos, armas, cuchillos, ballestas, sierras eléctricas, y en alguna ocasión una enfermedad incurable. Mientras más pasa el tiempo más infantes transformados van saliendo de los pasillos. Aparecen bomberos, asesinos en serie, vaqueros muertos, momias, jugadores de hockey, monstruos de película, aquellos que en algún momento fueron personas pero cuya humanidad quedó en el camino. Cada vez más y más son los críos que, después de estudiar lo que había en esa bodega, van reapareciendo tomándose su papel muy en serio. Con miradas de asesinos, con la fortaleza y el olfato de un lobo, con la sed de sangre de un conquistador.</div>
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Se acercan cada vez más a su ideal: el monstruo que les gustaría, que quieren ser. Cuando están satisfechos con su apariencia, abandonan el local. Las bandadas de niños con máscaras se dispersan por todo el barrio, ciudad, mundo. Harán de las suyas según el disfraz que escogieron. Aquel bombero apagará incendios, el doctor curará enfermos, el mercenario blandirá su espada a cambio de monedas, el asesino robará vidas, muchas si su plan es ser serial. Aquellos que decidieron ser monstruos, lo serán, cada vez más instalados en sus roles que en algún momento ya no podrán abandonar. Algunos serán descubiertos, indudablemente, ¿qué clase de monstruo, qué tipo de ser pudo hacer eso?, dirán los otros, los doctores, los oficinistas, los “normalitos”. </div>
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Es un proceso natural e incesable. </div>
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Año con año nuevas generaciones escogen una máscara y se comportarán de acuerdo a ella. </div>
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¿Tú por qué máscara te decidiste?</div>
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Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-19622262614752134852012-10-18T15:54:00.000+02:002012-10-18T16:18:52.172+02:00Las palabras se las lleva el viento X<br />
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El sobre habría de mantenerse cerrado frente a ella. No sabía si quería leer las palabras que venían en él. El vestido ya no lo usaba. Nunca más lo usó. Dos veces había utilizado aquel de motas celestes, dos ocasiones que resultaron ser sus dos peores días. En el radio habían comenzado los reportes sobre el recrudecimiento de los combates en los territorios ocupados. </div>
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“Nuestro ejército ha demostrado gran valentía y coraje al mantenerse firme durante los crudos combates que ha tenido que enfrentar en los últimos días. No ha sido tarea fácil, sin embargo la sed de justicia que caracteriza a nuestro pueblo les da energías a nuestros soldados para seguir adelante y liberar a la nación amiga, subyugada por el enemigo común. </div>
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Altas fuentes militares informan que estos combates en los cuales el enemigo ha sufrido cuantiosas perdidas, son el resultado de una nueva estrategia de inteligencia con la cual se han identificado objetivos militares de gran importancia adentrados en el territorio manejado por el enemigo. Así mismo informaron que aún es muy pronto para poder predecir en cuánto tiempo los combates bajen de intensidad. Sin embargo, hicieron hincapié en que gracias a estos últimos avances el fin de la guerra se ve cada vez más cercano.” </div>
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El reporte dio paso a una <i>chanson</i> de una mujer que espera a su hombre:</div>
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<i>La soledad no se apiada de mí, poco a poco mata mi ser, le ruego que deje algo de mi corazón, para entregártelo cuando hayas de volver.</i></div>
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Está sentada en la mesa, tiene puesto un vestido marrón. Sobre la mesa hay pan, mantequilla, algo de paté y queso. Simplemente por este hecho debería de ser un día de celebración. Paté y queso, después de mucho, mucho tiempo.</div>
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No tiene apetito, desde hace tiempo que no existe para ella, come por hambre mas no por apetito. Está ausente, mira sin mirar, delante de ella un sobre con las insignias que habitan sus pesadillas: “Centro de información militar. Ministerio de guerra”.</div>
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<br /></div>
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Los últimos días no había sabido qué hacer, ni cómo sentirse. Dejó de ir al trabajo, dejó de comer, comenzó a beber, para al día siguiente dejar de hacerlo. No hacía falta acrecentar su miseria con alcohol, su frustración y dolor eran más que suficientes. No supo que hacer con su esperanza, no sabía si tenía sentido mantenerla viva o hacerse a la idea de que todo se había perdido. </div>
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“Se tiene razón para creer que de seguir vivo, el soldado Courrier traicionó a su ejército y patria para unirse al enemigo.” Habían pasado unas tres semanas desde que había recibido esa carta, en la que decían que su niño hombre, que ahora cada vez se difuminaba más en sus recuerdos, había desaparecido y que muy seguramente era un maldito traidor. No lo decían con esas palabras, pero era obvio, y más en tiempos de guerra, que a los traidores no se les califica únicamente como eso, “traidores”, sino como malditos, de mierda, asquerosos, repugnantes, malparidos. Eso es lo que son los traidores, hijos de puta, todos, y el más importante de ellos: Ernesto Courrier. </div>
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Por lo menos para ella.</div>
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<br /></div>
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Hoy había sido un día no tan malo, había ido con las vecinas a a la tienda y cuál había sido su sorpresa cuando les preguntaron si querían paté, aparte de queso. Después de haber pasado a la panadería regresó para nuevamente encontrar militares frente a su puerta. Le dijeron que por medio de nuevos métodos de comunicación ultrasecretos del ejército, habían obtenido un mensaje dirigido a ella. Así mismo le explicaron que se creía que el autor del mensaje era aquel, que estaba bajo sospecha de traición, por lo tanto las fuentes militares habían estudiado ya a fondo el contenido del mensaje y después de un análisis exhaustivo, se habían decidido a entregarlo a su destinataria. Se despidieron de ella, no sin antes recordarle que de tener algún tipo de información o contacto con el soldado Courrier, estaba obligada a notificarlo a las autoridades militares, de no ser así se haría cómplice de traición a la patria.</div>
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<br /></div>
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Ahora está ahí, sentada en la mesa. El pan, queso y paté al centro de ésta. El sobre directamente frente a ella. No sabe qué hacer, y sinceramente, está cansada. Se puede decir que ya lo había dado por muerto, ya lo lloró. De pronto le dicen que puede que no esté muerto, que la busca, pero por lo cual se confirma su traición. No puede y no podrá estar con él si es que sale vivo de la guerra. Es demasiado para ella, ya ha tenido más que suficiente. No permitirá que se lo arrebaten por tercera ocasión. Se lo arrebataron cuando lo embarcaron, se lo arrebataron cuando dijeron que estaba desaparecido, ahora se lo arrebatarán si es que lo vuelve a ver de nuevo.</div>
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Ella renuncia a su hombre juguetón, a su niño hombre. “Ya me preocupé por él, he llorado todo lo que he podido llorar, ahora va solo, ya no puedo, ya no puedo preocuparme por él. No puedo preocuparme más, sino me voy a morir de tristeza.”</div>
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El sobre sobre la mesa será tomado y con despecho y resentimiento será aventado a un cajón, donde quedará hasta finales de la guerra. La vida seguirá su curso, otra persona entrará a la vida de aquella mujer que en algún momento retomará la alegría y esperanza en su carácter. En varios años, en un lapso de tristeza y depresión esa carta, aún sin abrir, será utilizada para avivar las llamas de la chimenea. El sobre, para ese entonces ya amarillento con un viejo papel doblado en tres en su interior se consumirá sin que la destinataria lo haya leído.</div>
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<br /></div>
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<i>No sé, qué es lo que hago aquí. Me desconozco, me arrepiento de no haberte dicho nunca que te amaba. Ahora es lo único en lo que puedo pensar, que te amo y que tú eres la razón para seguir vivo cada día en este maldito infierno. No sé qué es lo que hago, a veces pienso que me he vuelto loco. Tenía que decirte en algún momento, dejarte en claro lo que siento. Me he metido en muchos problemas con tal de poderte mandar estas líneas, ahora no sé cómo voy a salir de esta. Espero poder verte algún día de nuevo. Eres lo mejor que me ha pasado. Si muero o no puedo regresar contigo, quiero que seas feliz.</i></div>
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<i>Con amor. Ernesto. </i></div>
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<br /></div>
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Una historia de tantas, con finales como tantos otros. Historias llenas de palabras que al final salen sobrando, palabras vacuas o llenas de significado e intención. Palabras que se lleva el viento, al final de cuentas, como en ese entonces se llevó las cenizas de aquella chimenea.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tiempo pasa y no necesariamente cura todas las heridas. La juventud pasa, la siguiente generación de aves surca el cielo, el bosque curó las heridas de la guerra. </div>
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Ese bosque con sus sobrevivientes y sus fantasmas.</div>
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Y el viento, el viento se sigue llevando las palabras.</div>
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<br /></div>
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FIN</div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-85429560989144125522012-10-04T19:59:00.003+02:002014-07-26T12:59:28.050+02:00Las palabras se las lleva el viento IX<br />
<div style="text-align: justify;">
Por encima de él están las frondosas copas de los árboles bloqueándole la vista al cielo, un cielo que, por lo poco que ve, está azul, limpio, sin ninguna nube. Está recostado, los brazos cruzados detrás de su cabeza, escuchando los trinos de los pájaros. Son pocos los momentos excepcionales, en los que las armas dan lugar a los cánticos de las aves. Por lo tanto son mucho más estridentes las detonaciones una vez que son retomadas por los ejércitos. </div>
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Aún tiene la esperanza de ver una vez más a aquella paloma que sin quererlo se convirtió en su compañera durante esta travesía. Ahora la travesía continúa para ella, sola, sin ningún razonamiento de por medio, únicamente basada en el instinto. No se diferencía mucho de como la travesía de los dos comenzó al Courrier verse tomando su arma y disparándole a su compañero.</div>
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<br /></div>
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Les habían dado la orden de correr e ir al punto de entrega. Intentando esconderse dentro de lo posible corrieron alejándose de sus compañeros del escuadrón. En un par de ocasiones fueron a parar al piso. Siguieron el camino que creían saber y que por fortuna resultó ser el correcto. Llegaron al descampado indicado, pero se mantuvieron escondidos para no ser blanco fácil. </div>
<div style="text-align: justify;">
Escucharon los motores de un avión y poco después regresó el silencio interrumpido por las detonaciones lejanas de sus compañeros. Observaron el cielo nocturno en busca de algo desconocido, y efectivamente a los pocos minutos pudieron entrever, reconocer una tela blanca que caía lentamente, resultó ser un paracaídas del que colgaba el cajón de madera. Salieron de entre los árboles por el paquete, lo recogieron y Courrier se desconoció a sí mismo. Se estaban acercando a la otra orilla del descampado, Courrier había definido la dirección y eso fue exactamente lo que despertó la sospechas del otro escurridizo. Estás yendo mal ¿qué haces?, ¿para dónde vas?, dijo la víctima y la traición comenzó. Courrier se dio media vuelta, con el paquete al hombro y fusil en mano, disparó cuatro veces. Comenzó a escapar. Dejó de usar la razón para guiarse por sus instintos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Sigue echado sin pensar, sin hablar consigo mismo como en otras ocasiones, únicamente respirando. Sin escuchar, sin observar, sin prestar ningún tipo de atención. Cumplió su misión que era mandar un mensaje, traicionó, asesinó, se rodeó de muertos. Sacó lo peor de sí para intentar salvar lo mejor que le pasó jamás. Son estos los argumentos con los que trata de hacerse sentir mejor. Se dice que no fue tan grave el haber matado a un compañero, el haber pasado varios días rodeado de cadáveres enemigos con los que se llegó a cubrir, a los que les robó las ropas. </div>
<div style="text-align: justify;">
El haber liberado a esa paloma, al verla levantar el vuelo hizo que renaciera en él una esperanza. Una de esas esperanzas que no se pueden explicar con palabras, es una sensación cálida en el pecho y la ilusión de que no todo está perdido. Él que ya se daba por muerto, que decía que cualquier minuto que siguiera respirando ya era ganancia, ahora se aferra a mantener su corazón latiendo. Quizás se aferra porque la muerte se acerca, quizás esa esperanza tiene como meta inyectarle adrenalina a ese agitado corazón suyo, energía para la batalla más crucial, la que decida su guerra personal, para esa que puede ser la lucha más importante, la última. No sirve de mucho el pensar demasiado, el razonar sus posibilidades, y tampoco lo hace, se aferra a su vida, su esperanza y sus instintos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Por lo tanto, supo instintivamente que hacer al escuchar motores. “Son aviones”, se dijo, “el problema es saber de quién”. Entre las copas se identifican aviones cazas que aún vuelan en formación. Se levanta, agarra su fusil, cuenta el parque que tiene, se prepara. Las primeras detonaciones se escuchan a lo lejos mientras el rugir de los motores se agudiza, seña de que los aviones van en picada. Las ametralladoras comienzan a rafaguear, el sonido es inconfundible, y algún disparo de fusil se une a las demás detonaciones. Lo singular de esos disparos es que provienen de muy cerca de ese bosque, la distancia no se puede calcular muy bien pero bien podrían venir de atrás de él. Escucha su idioma y en un principio no sabe si ir en busca de las voces que lo hablan o alejarse, aunque eso signifique escapar en dirección de la batalla donde los aviones no dejan de volar en picada, disparar lo que puedan, ganar altura, dar media vuelta y repetir la operación. Una bala impacta en el tronco de un árbol que está a un máximo de un metro de él. Se deja caer, se arrastra como un gusano acercándose cada vez más a la batalla. Detrás de él vuelve a escuchar su idioma: “Cuidado, si hay uno va a haber más, no son tan estúpidos como para andar solos en este bosque.” Al arrastrarse mira el color de las mangas del uniforme que trae puesto, lo había olvidado. Está vestido como un enemigo. Enemigo de aquellos que hablan su propio idioma, porque para él todos son enemigos. Se dividen, lo tratan de rodear mientras él se sigue arrastrando. “¿A dónde vas hijo de puta? Te tenemos unos regalitos.” “No entiende el imbécil, igual podríamos desearle lo mejor y pensaría que le estamos deseando la muerte.” Reconoce las voces, no solo el idioma sino que también las voces, pero las voces aún no lo han reconocido a él. Cae en pánico, es su escuadrón, son los cuatro hombres que sobran. Se reincorpora y dispara en dirección de dos de ellos antes de soltarse a correr hasta un árbol grueso, se cubre detrás de él. Ganó unos cuantos metros de distancia con los cuales ya no lo pueden rodear tan fácilmente y con los que él puede ahora disparar contra sus ex-compañeros. “¡Hijos de puta!” grita, y a más tardar ahora lo saben por el idioma. “Courrier, ¿eres tú maldito traidor? Con mayor razón vas a morir, ¿sabes cuánto tiempo hemos estado como perros buscándote? ¡Morirás!” Los cuatro descargan en sincronía la munición de sus fusiles sobre el árbol, detrás del cual se refugia este escurridizo. Agazapado esperando que las balas no atraviesen la madera, descubre lo que puede ser su salvación: A aproximadamente cien metros hay una trinchera de los suyos, de los del uniforme que trae puesto, con una ametralladora que no deja de escupir balas. Han llegado al lugar de la batalla. Tendrá que unirse a ellos si es que quiere sobrevivir. Tiene que llegar a esa trinchera, refugiarse con ellos y luchar con ellos, esperando que los aviones que atacan incesantemente sean de su bando. Recarga su fusil, grita para llamar la atención de los de la trinchera. Se vacían los cargadores de su verdugos, tienen que recargar. Ernesto Courrier aprovecha y comienza a correr con todas sus fuerzas, su vida pende de un hilo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un hilo color azul marino.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
CONTINUARÁ<br />
<br />Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4417926965486431290.post-74055747259614282802012-09-27T22:06:00.002+02:002012-09-27T22:06:55.816+02:00Vulnerable<br />
<div style="text-align: justify;">
Sentado frente a la televisión, envuelto en una cobija sobre ese sofá. Alrededor de él se encuentra una gran cantidad de pañuelos desechables usados. Tiene los ojos llorosos y su cuerpo tiembla, mientras intenta cubrirse y calentarse más con esa cobija. “Esto te pasa por pendejo, ¿quién te manda?” </div>
<div style="text-align: justify;">
¿Es pura casualidad que esto le suceda ahora que los días son mas cortos, que la vegetación de los árboles muere? </div>
<div style="text-align: justify;">
Las aves van al sur, los roedores bajo la tierra, él a ningún lado. Se quedará ahí sentado, tembloroso, utilizando uno y otro pañuelo esperando que se calme su pesar. “Que iluso eres, pensando que no iba a pasar nada, es hora de que aprendas que las acciones tienen consecuencias.”</div>
<div style="text-align: justify;">
La naturaleza comienza a mostrar su vulnerabilidad al igual que él. </div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras ese viento otoñal barre las hojas de los árboles, él toma una decisión radical.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Es la última vez que lo hago, la última. No vuelvo a bailar bajo la lluvia.” </div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras espera que la fiebre baje.</div>
Ricardo Hurtadohttp://www.blogger.com/profile/06409440545619575997noreply@blogger.com0