22.1.14

Desahogarme


A lo largo del año pasado me fui preocupando cada vez más porque según transcurría el año, escribía en este blog cada vez menos. Pensé que tal vez debía cambiar mi estrategia de escritura, que debería de intentar redactar de forma más ligera, más fácil de digerir. Pensé que tal vez mi error es escribir con consciencia, intentar dejar siempre algo más después de la historia. Algo para reflexionar ¿tal vez? Simplemente no quiero caer en lo superfluo, eso es.

La verdad da igual si escribo más, o menos. De eso no vivo, estamos hablando que es mi pasatiempo, una pasión. Tal vez eso es lo más doloroso, que mientras menos escriba menos me divierto. 
Lo bonito de esto es que no se trata únicamente de una diversión, sino también de una terapia. Creando algo ficticio puedo desahogarme y deshacerme de fantasmas que me persiguen. Pienso que el año que terminó tuve que luchar con muchos de esos fantasmas. Con incertidumbre, con la soledad de vivir en un país que no es el propio, con las carencias tanto económicas como afectivas que de la migración resultan. Pero también el darte cuenta que aquel país que dejaste ya no existe.

Al escribir estas líneas no me pesan los aspectos personales, bien que mal mi situación ha cambiado para bien. Lo que no me deja tranquilo son todas esos sucesos de los que me entero a la distancia y únicamente en fragmentos. Soy mexicano y en ese país crecí. Es frustrante darse cuenta que el país está entrando en una guerra civil, no se puede decir de otra forma. Los últimos hechos no se pueden calificar de otra forma. El pueblo se ha armado en diferentes partes del país y detienen o expulsan a policías y soldados. La guerra contra el narco es aparte, pero el hecho de que el pueblo le haya perdido el respeto a las instituciones de tal forma que llegan a correr convoyes militares de sus comunidades es sorprendente y espeluznante al mismo tiempo. Espeluznante porque ha sido demasiado lo que esas comunidades han tenido que pasar como para llegar al extremo de armarse y luchar no únicamente contra los narcos sino que también para pasarse a las instituciones por los huevos. Y lejos de que la ciudadanía en general repruebe o muestre preocupación por estos avances, lo aprueba. En las redes sociales la voz popular aclama un ¡Bravo! ¡Bien hecho! ¡Ya era hora! Y es que el país está secuestrado. En todos lados se escuchan denuncias o advertencias sobre los nuevos métodos que ahora aplican los delincuentes para robar o extorsionar. Los ejecutados aparecen en todo el territorio. Y el gobierno no gobierna, únicamente se abastece a costa de los mexicanos, ellos y sus compadres.

Las autodefensas en Michoacán no se van a echar para atrás, no pueden. Si lo hacen esa bestia de podredumbre y corrupción que es el gobierno acabará con ellos. La pregunta es ¿que pasará en el resto del territorio? ¿Se contagiará así como se contagió en el 2012 de la fiebre del #yosoy132? Aunque queda claro que son dos aspectos totalmente distintos, aquellos soñaban con la vía pacífica y estos se defienden del fuego con fuego. Obvio que si ya no tienes que perder pelearás con todo. Si los narcos se llevan a tu hija y te la devuelven apenas cuando está embarazada, ¿te quedarías con los brazos cruzados? 
Simplemente al pensar en ese tipo de sucesos me preguntó ¿qué chingados voy a estar escribiendo “ficciones” ignorando lo que pasa en mi país? 
No sé, tenía que desahogarme. Este texto fue otra terapia, pero tan dolorosa, que me ahorré la diversión de crear una historia alrededor.