21.8.11

Reflexión escuchando GnR

El sonido del rock ochentero suena a través de las bocinas, mi cena está en el horno, no fue muy trabajosa, simplemente hubo que sacarla de las bolsas congeladas. Hay canciones que apenas ahora hacen sentido. A pesar de que las escuché cuando salieron, en aquel entonces, cuando sólo me aprendí el estribillo. En aquel entonces con diez años o menos me jactaba de escuchar guns and roses. Pero apenas ahora cerca de veinte años después entiendo muchas de las canciones y de lo que querían tratar. En ese entonces me parecía inconcebible que alguien se quisiera casi casi morir por un desamor, o que al contrario estuviera totalmente enamorado. A veces pienso que aún no era mi momento de escucharlas, o tal vez sí de oírlas pero no escucharlas. Y es que yo aún descubriendo el mundo y aún creyéndome el centro del mundo, estaba ocupado con otras cosas, absorbiendo y absorbiendo información, nombres de animales, juegos, momentos que me habrían de marcar, y la música, música que me habría de marcar doble: Por las melodías que me habrían de acompañar en la niñez y por los mensajes que, teniéndolos tanto tiempo enfrente, me he tardado tanto tiempo en comprender.

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