27.3.10

El narrador

La historia se acabó. Ya no hay más de que hablar, o por qué hablar al respecto. Colorín colorado y al haber ganado. Mucho tiempo hablé y el del otro lado escuchó. El o los del otro lado, la verdad no sé quien esté por allá. Si es que hay alguien, en dado caso hasta hablé solo. La verdad estoy cansado. Cansado de contar historias, transmitir sentimientos. Estoy cansado de narrar.
Pero eso es todo lo que soy. Lo único que se hacer, lo único para lo que soy bueno. Empecé contando chistes, simples, tontos. Después empecé con los colorados, los de contenido sexual, los de “quién la tiene más grande” y aún más pasados. Hasta que conocí el amor. Sí, soy parte de esas juventudes que primero conocieron el sexo antes que el amor. Hablo del amor romántico, de pareja, claro, eso hay que aclararlo, amores hay muchos.
Dejé de reír, me aburrí de los chistes y empecé a contar historias. Comencé a narrar lo que otros pensaban, a lo que otros le temían, lo que otros sentían, lo que otros adoraban. Me abstraje de lo que era Yo para terminar siendo únicamente una voz. Y trágicamente soy una voz que no tiene tono ni melodía. No tengo cuerpo, ni timbre. Soy un mensajero, un escribano apresado y de memoria limitada. ¿Qué quieres que te platique? ¿Qué historia te gustaría escuchar? Aunque me contestes no te podré dar gusto, no porque no quiera sino porque no puedo. No te puedo escuchar, o perdón, no los puedo escuchar. Si es que hay alguien del otro lado en este momento, les mando un saludo. Y si no hay nadie que escuche mi narración, pues no importa, seguiré contando, hablando.
Seguiré esperando que alguien abra la página donde me encuentro para así poder narrarle una historia y entonces al narrar, seré feliz.
Porque eso es todo lo que soy y seré.

No comments:

Post a Comment