Se subió en la última estación, yo la vi. Con dos maletas algo grandes para andarlas cargando en un tren regional así nada más. Viene de un lugar más alejado del que yo me podría imaginar. De seguro voló o va a volar. Se ve agotada, muchos se ven agotados cuando viajan. Ya no existe esa alegría por respirar otros aires. Sólo hay enojo si el tren tiene retraso. Ya ni se acostumbra leer un libro, o ya no tanto como antes, ahora si se puede uno verá una película en su computadora portátil. O uno escribirá en ella a lo largo del trayecto, y, heme aquí escribiendo sobre una mujer con dos valijas en un tren regional. ¿Le hablo? ¿o mejor me dedico a inventarme una historia sobre ella? Si le hablo puedo arruinar toda la fantasía, la ficción. Pero, ¡caray que está bien guapa! Así la veo yo. ¿Es trigueña o rubia? Todavía no lo decido. Lo que está claro es que tiene unos ojazos verdes. Caray, creo que sabe que hablo de ella, me acaba de sonreír de una manera pícara y después de eso se acomodó su cabello rubio y al hacerlo me mostró su cuello. Me puse nervioso, lo noto porque mis manos están sudando y dejo manchas en el teclado de la computadora. ¿Sí es rubia o tal vez es trigueña? No, ya dije que era rubia, así que es rubia. O, bueno......
Se subieron en la última estación yo las vi. Una rubia y una trigueña. Con dos maletas algo grandes para andarlas cargando en un tren regional así nada más...
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