31.12.10

El olvido y los tesoros ajenos

Dijeron que me habría de reír, y lo hice.
Dijeron que las cosas que sentía habrían de desaparecer, y desaparecieron. No me lo dijeron pero las cosas que sabía se me fueron olvidando, y a esto es a lo que quería llegar:
El olvido, algo trágico, se puede pensar, o bien una bendición.
No es nada nuevo, pero uno luego se va enterando de cosas, de miedos, de traumas, de hermosos recuerdos de los demás. Obviamente estos demás no serán unos demás cualquiera, sino que demás con cierto nivel de confianza con uno, sino ¿por qué habrían de contarle a uno?
Uno deberá de manejar estos recuerdos con sumo cuidado, suma paciencia, y dependiendo de cada caso, con sumo cariño. Al mismo tiempo, uno hará lo mismo con los ya mencionados demás. Uno sabrá con quién, cuándo y hasta qué punto pero poco a poco irá soltando información preciada para sí, esto quiere decir, desnudándose ante los demás, como estos se desnudan ante uno.

Con el tiempo puede suceder que esas personas que le tenían confianza a uno, o a las que uno les tenía confianza, desconfíen o que simplemente ya no quieran confiar en uno. Esto sucede sobre todo con las personas que se desnudaban ante uno en todo el sentido de la expresión.
En estos casos uno deberá tomar en algún momento una decisión: ¿Qué hacer con los tesoros confiados a uno? Tesoros para la otra persona claro está, para uno serán información importante, trivial o simplemente una carga. Muchas veces está información comienza por ser ignorada, callada, otra recordada y hay algunos que, una vez que la confianza ya no está más presente, la reparten entre sus conocidos “Una conocida una vez tuvo que...”.
De una forma u otra con el tiempo la información, los tesoros terminan por ser olvidados, voluntaria o involuntariamente. Algunas veces uno recordará algún detalle y se le escapará una sonrisa. O uno intentará, se esforzará por recordar justamente esa historia de aquella persona a la que uno echa de menos en el momento. O uno se encargará de que los recuerdos de esa persona en específico, una con quien se compartió una historia en común nunca más vuelvan a la mente, uno los mata en su memoria, los obliga a desaparecer.

Obviamente también se puede dar el caso, porque el olvido no es rencoroso, de que uno olvide lo que lo separó del otro y termine añorando de nueva cuenta el estar juntos.

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