23.12.10

Mi recuento del año

Cada cierto tiempo uno tiene que rememorar y reflexionar. ¿Qué fin tiene el hecho de andar haciendo memoria de los actos cometidos por uno a lo largo del año? Me pregunto mientras estoy sentado frente a la televisión viendo uno de esos shows en los que se hace un recuento de lo ocurrido en el año que se acaba. Simplemente recordar, sería la respuesta, o mejor dicho, no olvidar. Pero hay formas de recordar. Tal vez debería de hacer un recuento de los momentos más felices y más tristes del año, editarlo y ponerle efectos de estrellitas, añadidas digitalmente. Poner en cámara lenta y desde distintos ángulos cuando recibí el mail en el que me invitaban a la entrevista de trabajo. “Pero las cosas no le habrían de salir tan fáciles como se las esperaba” diría la voz en off y habría una toma en detalle de mis ojos tristes al salir de ésta. Mientras de fondo suena, un hit musical, eso sí, melancólico. Como, no sé....
La puesta en escena de carácter barato y trillado continuaría, obviamente con un cambio para bien. Después del fracaso de la entrevista habría que poner un éxito, digamos un renacimiento en el amor por ejemplo, con “tictoc” de Kesha como fondo, obvio, para repetir una vez más lo que ya nos cansamos de escuchar a lo largo del año. Y aparte de las tomas originales del momento en el que me agarré a una chava (o sea en el que resurgió el amor), habría que hacer una entrevista exclusiva para el programa. En ella yo explicaría a detalle mis sentimientos y demás cursilerías ridículas.
“En el momento en que la vi, me sentí otra vez como un adolescente, el pulso se me aceleró y de la nada actué, cuando me di cuenta, ya estaba hablando con ella” diría yo con una camisa de marca y de color chillón, el cabello atiborrado de gel, tieso, como yo en las tomas originales, ah, y eso sí, con la soberbia de alguien que se cree ya del otro lado. “Definitivamente fue una de las mejores experiencias de este año, por no decir de toda mi vida”, diría con una mueca difícil de descifrar y con la voz algo nasal.
Así se haría un recuento del año 2010, de preferencia mes por mes:
“Abril quedó marcado por la crudota que tuvo el día después de su cumpleaños” diría el amigo de la voz en off.
Junio sería el mes donde se dio uno de los momentos más difíciles del año. “Ese día no tenía planeado hacer mucho” diría yo en la entrevista “salí al buzón a revisar la correspondencia.” Habría que hacer una dramatización barata que junto a la música de suspenso creara una atmósfera pesada para que el televidente sintiera en carne propia la pésima experiencia de haberse quedado sin llaves fuera de casa. “Eso es algo que no le deseo a nadie”, diría yo al borde de las lágrimas.

“Desde finales de noviembre se comenzó con los tradicionales trabajos de recopilación de material e información para este programa. Al protagonista se le fue diciembre en el cuarto de edición. Y su amor de verano, lo dejó por su comportamiento enfermizo, que incluía entrevistarse a sí mismo, hacer dramatizaciones de hechos triviales, y finalmente, descuidar su relación por estar sentado frente a una computadora por horas y horas. En resumen el 2010 fue un buen año, sin embargo la producción de este programa 2010 Una remembranza, lo echó a perder.”

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