10.2.10

Una eternidad de un momento

Hay momentos que uno no quiere que sean eso: momentos.
Uno desearía que fueran eternidades, en los que uno desearía que el tiempo se congelara y uno no dejara nunca de estar ahí con esa persona tomándose una cerveza, llevando esa plática, disfrutando de ese panorama, contando ese chiste.
Pero es algo imposible, por lo tanto uno se esmerará en tatuarse esos momentos en la memoria, grabarse esa canción que se oye de fondo, ese olor agradable o pestilente, esa puntada que nos está doblando de risa.

Tengo esa intención de que estos momentos se queden acá arriba -mientras me toco la sien- guardados, grabados y asegurados por siempre.

Este último mes guardé muchos momentos y quiero, por medio de estas líneas, agradecerle a cada una de las personas que estuvieron en ellos de hacerlos de tal importancia y valor que en mi cabeza serán eternos.

Gracias

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