9.11.11

Otoño

Antes de cerrar la puerta se cercioró de que las luces estuvieran apagadas. Todas ellas.
Cuando abril terminó, su optimismo ya hacía tiempo se había venido abajo. Le echó llave al cerrojo, el pestillo aceitado atrancó la puerta. Se cerró la chamarra, levantó el cuello y atravesó el pasillo. Dejando puertas a su izquierda y derecha. Música estridente salía de una, los olores de una cena de otra, de una más, gritos, de muchas, nada. Las puertas de madera maltratada se ocupaban de su deber: mantener a los demás fuera de su vida.
Muchos vivían en el edificio desde hacía más de diez años, y nunca habían cruzado palabra. ¿Cuántos de ellos se intoxicarían a diario?, ¿cuántos golpearían?, ¿cuántas serían golpeadas?, ¿cuántos vivían en ese edificio de por sí?
Para él la respuesta era sencilla: uno, nada más que uno, él mismo.

Abril había pasado hacía ya tiempo, el otoño había llegado. Las calles estaban alfombradas con follaje. En la calles estaba menos solo que en el edificio con los vecinos invisibles, en la calle, por lo menos, era acompañado a cada paso por el crujir de las hojas muertas.
Nadie, nunca, nada, por siempre, se habían convertido en sus palabras preferidas. Nadie lo visitaba nunca en su casa, desde siempre había buscado, pero hasta ahora no había encontrado nunca nada. Compañía, tú sabes de lo que hablo, de qué tipo de compañía. Nunca la tenía, no había nadie.

Ahora se acercaba de nuevo esa muerte cíclica, el lapso llegaba a su fin, como tantas veces ya en su vida. En unas semanas los árboles estarían muertos, la calidez habría desaparecido, para dejar un entorno gélido, un ambiente hostil. Un paisaje muerto.
Tendría que esperar de nuevo marzo, y con él a la primavera para encontrar, ahora sí de una vez por todas, a esa ansiada compañía.

Eso me lo dijo frente al estante de los vinos, llevaba dos botellas, la chamarra cerrada, aún caminaba firmemente. Pagó, me deseó una buena noche –“tal vez nos volvemos a encontrar en la tienda un día de estos”–, y se metió de nuevo al edificio en el que, él sin saberlo, yo también vivo.

1 comment: