26.3.15

El hombre descompuesto


El avión no tenía fallas. Las fallas las tenía otro al parecer. Y eso que en su perfil de facebook se veía alegre, viajero, sonriente.
¿Es a lo que se ha llegado?
Una de las aerolíneas más seguras del mundo perdió un avión. “Qué raro”, fue lo primero que pensé, que específicamente a los alemanes se les haya escapado una falla técnica. Digo, es sabido mundialmente el nivel de ingeniería que manejan. No por nada los autos alemanes son de los más vendidos mundialmente.
“¿Cómo es que se les escapó una falla técnica? ¿Una pieza desgastada? Me parece muy raro, y para colmo un trayecto tan frecuentado como el Barcelona – Dusseldorf.”

Hoy un par de días más tarde, la impresión que se había comenzado a apaciguar no solo retomó fuerza, sino que se incrementó exponencialmente. Y se convirtió en estupor, ira y náuseas.

Los desperfectos técnicos quedan descartados. Los ingenieros hicieron bien su trabajo.
La falla no fue mecánica, el error tampoco fue humano. Había algo descompuesto en ese avión, y ese algo fue una persona. Una persona con responsabilidad y poder, para terminarla de joder.
Una persona que, no sé por qué razones, jugó a ser Dios, jugó a determinar entre la vida y la muerte no solo de él sino de los que estaban a su cargo. ¿Por qué? No se sabe.
Tristemente no es el primero ni creo que sea el último que se cree con el derecho de embarrar a los demás de su podredumbre y, seguramente, miserable vida. ¿Cómo? Repartiendo muerte.(1) 
Sin embargo, es de enchinar la piel el hecho de que éste es el primero en convertir su trabajo en arma, de tener los medios y el poder suficiente para pasar de ser un prestador de servicios a asesino.

No lo puedo entender. ¿Esta es la evolución que estamos teniendo como especie? ¿Llegar al punto de decir, como niño que al no poder tener una golosina la tira al suelo de berrinche, si yo no tengo felicidad nadie la tendrá?

¿A esto se han encauzado las palabras de aliento que nos daban los padres al crecer? “Hijo, tú eres especial. No eres como los demás. Tú vas a llegar lejos, vas a ser exitoso.” ¿Qué pasa cuando nos damos cuenta que no somos tan especiales ni exitosos?

¿De esto nos sirven las “nuevas” tecnologías? Hace diez años nadie hubiera pensado que la red estaría inundada de superestrellas narcisistas. Fotos por aquí, fotos por allá, entérense de donde he estado de viaje, y de lo que he comido. Sígueme y te sigo.
Pero para ser superestrella se necesita de un séquito de seguidores que te den fama. Y hoy en día, millones luchan por fama.

Todos cargamos un ego que se ha convertido en un monstruo vicioso. Yo y nadie más. 
Y lo que es peor: 
Yo o nadie.

Espero que sea mi percepción por el día desolador, pero ¿quién puede descartar que, lo que fue la amenaza del terrorismo a principios de siglo, no sean los grandes egos frustrados en los años venideros? Aquellas superestrellas que viendo su ego lastimado decidan apagar su vida de la forma más escandalosa posible. Cerrar el telón de la forma más espectacular, aunque eso signifique quemar a la audiencia, y todo el teatro.



Esta es mi muy personal forma de lidiar con los hechos y el tratar de entender tanta vileza y daños provocados. Mi pensamiento está con las familias.



(1) Me viene a la cabeza la matanza del año pasado en California: http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_en_Isla_Vista_de_2014